Extrema derecha en Alemania
Le escribo esta carta en referencia a la noticia publicada el pasado 31 de agosto sobre los tres jóvenes condenados por apalear a un mozambiqueño en Dessau. Hace escasamente 24 horas que he vuelto de Turingia (land que perteneció a la República Democrática Alemana hasta 1989 y ahora integrado en la Alemania unida). Durante un mes he sido estudiante de la Universidad Bauhaus de Weimar en un curso de alemán. El trato, inmejorable, tanto desde el punto de vista humano como cultural, no ha dejado que pudiese notar y sentir el caldo de cultivo que se está desarrollando en el Este.Weimar, como capital cultural Europea en 1999, es un lugar relativamente seguro para los extranjeros (todos aquellos que no hablen alemán o lo hablen con acento), aunque, al salir a otros lugares cercanos como en la capital, Erfuhrt, la situación es otra bien diferente. Las estaciones de tren de las principales ciudades de Turingia están repletas de policías en previsión de un masivo "desembarco" de jóvenes de extrema derecha, los cuales se mueven en grupos de entre 20 y 50 personas. El campo de concentración Buchenwald, a sólo 10 kilómetros de Weimar, tiene en su carretera principal tal número de furgones policiales que es raro no encontrarse con uno a los 30 segundos de haber conducido. Weimar, un lugar precioso y repleto de turistas, es una isla acordonada por la policía; es el lugar por excelencia del nacimiento del nazismo (Hitler arrancó en Weimar, todavía se pueden ver documentos del dictador en el balcón del hotel más importante de la ciudad ante una multitud fervorosa).
No es, por tanto, un hecho aislado el asesinato de Alberto Adriano; el desarraigo de unos jóvenes que no comprenden el nuevo sistema, que los deja aparcados junto con sus padres, puesto que ya no hay Estado, les lleva a agruparse en grupos de extrema derecha, abogando también por un Estado fuerte que todo lo regule y los proteja. La situación de los más desfavorecidos hace que erróneamente se escuden en ideologías peligrosísimas, como la del nazismo. Esto, como en el caso de El Ejido, ya no es un asunto alemán, sino de la Comunidad Europea.- Víctor González Guzmán. Girona.
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