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La ofensiva de ETA retrasa la labor de oposición de la nueva dirección socialista

El diálogo entre Gobierno y socialistas contra el terrorismo condiciona el inicio del curso

Luis R. Aizpeolea

La ofensiva terrorista de ETA y sus consecuencias políticas en el País Vasco han marcado los primeros pasos de la nueva dirección socialista y el inicio del curso político. De tal modo que el nuevo equipo que dirige José Luis Rodríguez Zapatero aún no ha tenido tiempo de hacer oposición pura y dura. Las seis semanas que nos separan del congreso del PSOE se han basado, principalmente, en el diálogo entre el Gobierno y los socialistas para afrontar el reto de ETA. El PSOE seguirá tratando de incorporar al PNV a ese diálogo, en tanto el PP lo desdeña.

Más diálogo con el PSOE

El nuevo equipo socialista está combinando prudencia, espíritu de colaboración e iniciativa política en su diálogo con el Gobierno sobre política antiterrorista, que se ha convertido en su primera prueba de fuego tras el Congreso de julio.El intento de recuperación del PNV para la unidad democrática y la ronda de partidos, con el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, han sido impulsadas por el nuevo equipo socialista, pese a las muy escasas posibilidades de que la iniciativa culmine con éxito por el atrincheramiento de la dirección nacionalista y los recelos de José María Aznar, demostrados en su intervención del viernes. Pero el PSOE seguirá impulsando esa política dentro del pacto de lealtad con el Gobierno en esta cuestión.

El diálogo entre Gobierno y PSOE marcará una diferencia clave entre esta y la pasada legislatura y no sólo a causa de la ofensiva terrorista. En la anterior fue el eje Gobierno-CiU el que dirigió la política nacional por la necesidad que tenía Aznar de los nacionalistas para completar su precaria mayoría.

Aznar anunció, y lo cumple estos días, que en esta legislatura en la que dispone de mayoría absoluta, a diferencia de la anterior, primará el diálogo con el PSOE. Obedece a una orientación distinta -el alejamiento de Aznar del nacionalismo y su pretensión de darle la batalla no es ajeno a ello- con consecuencias políticas también distintas. Así, ninguna de las reclamaciones específicas de los nacionalistas figura en las prioridades anunciadas por el Gobierno.Además de los frecuentes contactos telefónicos entre Aznar y Rodríguez Zapatero para abordar el reto terrorista, el curso político se inició con un encuentro, el jueves, entre el vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, y el portavoz parlamentario del PSOE, Jesús Caldera. Fruto de la buena relación entre Gobierno y PSOE es la delimitación de un campo de colaboración con posibilidades de éxito en viejas asignaturas pendientes, como la reforma del Reglamento del Congreso y la ley de financiación de partidos.

Otro campo de diálogo entre Gobierno y PSOE, pero de más difícil acuerdo, es la política de inmigración. La reforma de la Ley de Extranjería se apunta como un campo de batalla, según mostró el encuentro de Rajoy y Caldera, porque el Gobierno mantiene su pretensión de tramitar la ley por vía de urgencia y el PSOE pide tiempo para el consenso.

Aznar, con su mayoría, no necesita del voto del PSOE, pero en su pretensión de imprimir políticas de "cohesión nacional", que no pudo ejecutar en la anterior legislatura, tratará de implicar al PSOE y someterlo a prueba. Lo va a experimentar con dos proyectos que anunció el viernes como inminentes: la reforma de las Humanidades y el Plan Hidrológico Nacional. Con ellos trata de probar la cohesión territorial de la organización socialista, condicionada por sus pactos con partidos regionalistas.

El nuevo equipo socialista no está acomplejado por la imagen que está ofreciendo de mucho diálogo con el Gobierno y escasa oposición. "Se trata de hacer una oposición que ofrezca soluciones a los problemas y no problemas a las soluciones", señala Caldera.

Pero también atribuye esa escasa presencia de una "oposición firme y dura", que anuncia Caldera, al terrorismo. Así, Rodríguez Zapatero tuvo que cambiar su intervención pública el martes, tras la reunión de la Ejecutiva del PSOE, a causa del asesinato perpetrado por ETA contra el edil del PP, Manuel Indiano.

Tenía previsto presentar la ofensiva de oposición al Gobierno que va a versar, especialmente, sobre la política económica por el flanco del "desigual reparto del crecimiento" y por la vulneración de los derechos de los consumidores. Rodríguez Zapatero presentará próximamemente nuevas iniciativas contra el Gobierno por el concurso de telefonía móvil multimedia que ha impedido la recaudación a Hacienda de varios billones de pesetas. Otro flanco de ataque será el aumento de la carestía de vida que el PSOE atribuye al alza de los carburantes, las hipotecas y el repunte de la inflación derivados de la política económica del Gobierno.

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