La otra cara del conservatorio
Más de cien músicos participan en Vitoria en la Quincena de Pop-Rock y Nuevas Músicas
Una veintena de jóvenes entonan al unísono una de las canciones pop más conocidas de los últimos tiempos, mientras los precoces aprendices de Jaco Pastorius se afanan en seguir las enseñanzas de uno de los mejores bajistas del panorama actual, José Agustín Guereñu. También hay aprendices de guitarristas, otros que se quieren iniciar en los arcanos de la percusión africana y latina, y un buen número de jóvenes defensores de la tecnología musical. Todos ellos, más de cien, participan en la quinta edición de la Quincena de Pop-Rock y Nuevas Músicas, que organiza la Factoría Cultural Katanga con el Ayuntamiento de Vitoria.Estas dos semanas de aprendizaje musical moderno tratan de paliar la ausencia de escuelas de música en la capital alavesa. "Cualquier músico vitoriano de mi generación habrá visto esta necesidad de conocimiento de otros lenguajes musicales aparte del estrictamente académico", comenta el responsable de Katanga, el veterano Alberto de la Casa, con medio siglo de edad, que dirige un antiguo matadero industrial reformado en escuela de música, locales de ensayo y sala de conciertos, única en toda la ciudad.
Esa necesidad de enseñanza de técnicas, trucos e incluso instrumentos ajenos a la música denominada clásica es palpable en Vitoria, ciudad de 219.000 habitantes que cuenta con más de un centenar de grupos de pop, rock, heavy, rap, hip-hop, tecno y demás estilos contemporáneos. Para los músicos de estas formaciones no vale el conocimiento de las siete claves, la tradición polifónica española o la afinación clásica de los instrumentos. Estos jóvenes intérpretes buscan algo más: que se les explique las distintas formas de afinación según se quiera interpretar trash o folk, o los distintos programas informáticos imprescindibles para moverse en la tecnología del siglo XXI.
"Así es", comenta Alberto de la Casa, "en estos cinco años hemos visto una mayor demanda de enseñanzas de los programas para crear música por ordenador: fundamentalmente disc-jockeys y raperos, pero también el resto de los instrumentistas y vocalistas solicitan conocimientos al respecto". Un mundo nuevo al que los músicos veteranos se adaptan con gusto. "De aquella primera grabadora Philips (toda una aportación del momento) a estas nuevas máquinas, la tecnología musical ha sufrido una revolución que se observa en las tendencias más jóvenes", asegura.
Eso no quiere decir que la instrumentación tradicional haya perdido valedores. En el recorrido por la media docena de aulas de la Factoría Katanga destacan los sonidos de los tambores tan de moda últimamente. La técnica no está reñida con la pasión, parecen decir esos ritmos en apariencia monótonos, procedentes de percusiones africanas y tambien latinoamericanas, que completan el trabajo con la batería de Ángel Celada, verdadero patriarca de este instrumento en Vitoria.
El programa de esta quinta quincena se ha cumplido al detalle, excepto por la ausencia de cuatro profesores. Y todo ello por el gran éxito conseguido este verano por el cantante Raúl (quien estudió en Katanga hace dos años) que se ha llevado a músicos de su ciudad para acompañarle en la gira.
El colofón llegará entre hoy y mañana. Para la tarde de hoy Ángel Celada, el mejor batería del momento, ofrecerá una clase magistral de puertas abiertas en la factoría; mañana a mediodía, el productor Nando de la Casa impartirá una sesión sobre los entresijos de un estudio de grabación; y a las 20.00 será la fiesta de clausura con un concierto de alumnos y profesores.
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