Impunidad policial

La democratización de los países no mejora necesariamente el respeto de los derechos humanos por la policía. Quizá sean más perseguibles sus abusos, menos opacos pero no menores. La policía ha visto incrementadas sus funciones y sus armamentos ante los nuevos conflictos urbanos, la drogadicción, la desigualdad. Los poderes consienten cada vez más los desafueros de la policía porque, con frecuencia, les usan como interlocutores violentos del público, respecto a sus propios fracasos. Muchas manifestaciones pidiendo responsabilidades políticas sólo encuentran enfrente a la policía.A Giuliani y otros alcaldes que quieren sacar partido de los miedos urbanos, no les importa que los policías agujereen el cuerpo de los inocentes siempre que sean negros o pobres. La policía tiene cada vez más miedo a los narcotraficantes y ejerce su oficio sin contemplaciones, muchas veces asustada y mal preparada y armada hasta los dientes.

El viejo bobby desarmado y respetado ha dado paso al campeón de tiro. En muchas comisarías se sigue presumiendo de prepotencia y rige la omertà, el silencio cómplice respecto a violencias, violaciones, robos de unos funcionarios que son reclutados y dirigidos con mentalidad cuartelera, y, por ello, pueden ser utilizados como mafias delictivas, como en México.

El caso de Arrecife compendia todas las sombras de la impunidad policial que seguiremos sufriendo, entre otras razones, por la complicidad de tantos ciudadanos asustados.- Alberto Moncada. Madrid.