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Pasión por la naturaleza

Ginés Donaire

VERANO 2000

Han llegado de varias provincias españolas y de Grecia, Polonia, Italia, Francia y Alemania. Tienen entre 18 y 30 años y el denominador común que los une a todos es su pasión por la naturaleza y el medio ambiente. Una treintena de jóvenes estudiantes universitarios participan, en el parque natural de Sierra Mágina (Jaén), en un campo internacional de trabajo que organiza el Instituto Andaluz de la Juventud y que está coordinado por el grupo ecologista Guardabosques, uno de los más activos de la provincia de Jaén.El campo de trabajo tiene una clara vocación medioambiental. De hecho, buena parte de la jornada de estos jóvenes transcurre en plena sierra, donde llevan a cabo tareas de limpieza y señalización de parajes de alto valor ecológico y zonas recreativas.

Quizás la actividad estrella de estos voluntarios es la recuperación de las cuevas existentes en el monte de Los Pinares de Jódar y que hasta hace apenas tres décadas servían de habitáculos para agricultores y pastores, que las utilizaban como refugios del ganado. Se trata de una veintena de cuevas incrustadas bajo las faldas de un monte con un importante valor medioambiental. Son los únicos vestigios que perduran de lo que a principios de siglo era el alojamiento generalizado entre la población de este municipio, pues se estima que se llegaron a contabilizar cerca de 500 cuevas.

Ángel Vílchez, uno de los cuatro monitores de la asociación Guardabosques que participan en el campo de trabajo, destaca la importancia antropológica de esta intervención por lo que aportará al conocimiento del pasado reciente de este parque natural. Ahora, los participantes en el campamento quieren recuperar estas cuevas, pero no con fines de explotación turística como ya se hace en otras localidades cercanas de Jaén y en otras zonas de Andalucía. "Nuestra intención es adecuar estas cuevas para que se les pueda dar posteriormente un aprovechamiento educativo", subraya el monitor. A su juicio, cuando finalice la intervención, la zona podría convertirse en un aula de la naturaleza donde cada cueva acogiera diferentes talleres de arqueología, artesanía o gastronomía.

Pero no acaban ahí los trabajos de estos jóvenes. También se le está lavando la cara a la zona recreativa del Pilar de la Dehesa, que sufría un abandono ostensible. En la denominada Cueva de Jeromillo se está llevando a cabo un trabajo de limpieza de restos vegetales para evitar incendios forestales y se está adecuando la zona para acampadas. Trabajos de identificación de especies vegetales y animales (a través de la técnica pirográfica), señalización de senderos y rutas naturales, colocación de casitas nido para los pájaros de la zona o la instalación de papeleras son otras de las ocupaciones de este grupo de jóvenes durante su estancia en Sierra Mágina.

Esperanza Jiménez, otra de las monitoras, resalta que más allá de la función ecológica de esta actividad, el campo de trabajo sirve "para fomentar valores de convivencia, tolerancia, solidaridad o aprendizaje intercultural entre los jóvenes participantes". Y es que, en su opinión, los voluntarios que han llegado hasta Jódar, la mayoría estudiantes de las más diversas carreras, "se convierten en portadores de las diferentes culturas de sus países y, al mismo tiempo, receptores de la riqueza que ofrece la cultura andaluza".

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Los jóvenes dividen la jornada de trabajo entre las actividades medioambientales, propiamente dichas, y los talleres en los que participan por la tarde y en los que tienen acceso al conocimiento de las costumbres populares de la zona, la gastronomía autóctona o la artesanía más arraigada.

Tampoco faltan las actividades de ocio relacionadas con la espeleología, el senderismo o la visita a algunas de las ciudades monumentales de la comarca, como Úbeda y Baeza.

Ángel Vílchez, responsable del colectivo Guardabosques, tiene muy claro cuáles son las ventajas que aporta a los voluntarios una experiencia de este tipo: la concienciación medioambiental, el intercambio cultural, la proyección social o la simple convivencia entre jóvenes llegados de diferentes países son, según resalta, la base sobre la que se apoya la gran aceptación de este campo de trabajo impulsado desde la Junta de Andalucía.

La recuperación de las cuevas de los aledaños de Jódar puede servir, de alguna manera, para contrarrestar el impacto medioambiental que, a juicio de la asociación Guardabosques, presenta la cantera situada a apenas dos kilómetros del pueblo.

El presidente del colectivo ecologista, Juan José García Vílchez, recuerda que se han enviado 1.700 firmas a la Delegación de Medio Ambiente para pedir el traslado de esa cantera -cuyo contrato de explotación expiró en mayo- a otro lugar por el impacto visual y de ruidos que ocasiona. A cambio, han expresado su compromiso para reforestar toda la zona, tal y como vienen haciendo de manera periódica en otras muchas zonas del parque natural de Sierra Mágina.

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