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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Menos 'objetos'

Qisiera opinar sobre algunas afirmaciones que hace Diego López Garrido en su artículo El futbolista objeto de Diego López Garrido, publicado el pasado 23 de agosto.1.-Los futbolistas no pueden ser propiedad de un club. Los futbolistas tienen una doble naturaleza jurídica y, además de trabajadores, son propiedad de un club, porque se compran, pagan y amortizan contablemente como cualquier otro activo. Muchos de los clubes menos fuertes pueden sobrevir en el competitivo negocio del fútbol profesional sólo gracias a los superávit generados en las operaciones de compraventa de jugadores.

2.- Las claúsulas de rescisión son abusivas. Las cláusulas de rescisión son las que ambas partes (jugador y club) deciden libremente firmar, y por tanto no son abusivas. El derecho laboral parte de una premisa que es la defensa de una parte a priori más débil (el trabajador) para evitar los abusos de la parte más fuerte (el empresario). En base a esta premisa, se establecen límites a la libre negociación empresario-trabajador, mediante leyes imperativas que regulan la jornada, el salario mínimo, etc., que velan por los derechos del trabajador incluso en contra de su teórica voluntad. En el caso del fútbol profesional no hablamos de una relación laboral ordinaria, sino de algo mucho más parecido a una relación mercantil o a un contrato de alta dirección (los jugadores jóvenes que el autor defiende tienen condiciones laborales infinítamente mejores que las de cualquier trabajador), donde la premisa debe ser la libertad negociadora y la igualdad de las partes. El jugador querrá el mejor sueldo y la mínima cláusula, el club querrá lo opuesto; y fruto de una negociación de igual a igual, en un mercado transparente, abierto y accesible para ambas partes, se llegará a un acuerdo. Conviene recordar que si bien la cláusula es un blindaje para el club, también el jugador está blindado mediante la garantía del cobro del 100% de su sueldo durante la totalidad de su contrato (aspecto del que evidentemente no disfruta el trabajador ordinario tras un despido improcedente).

3.- Los damnificados son los clubes sin ánimo de lucro y los aficionados. Los aficionados eligen libremente el precio que pagan, los telespectadores deciden pagar o no los partidos emitidos por TV de pago, los hinchas compran camisetas o no de sus clubes... y todo esto determina los ingresos de un club. Una gestión cabal de un club deberá maximizar estos ingresos y ajustar sus gastos a dichos ingresos. Y la realidad parece demostrar que la gente sí paga 80.000 pesetas por un abono, 10.000 pesetas por una entrada o por una camiseta, y 2.000 por ver un partido desde su casa por televisión. La supuesta inflación que el señor López Garrido denuncia no la provocarían las cláusulas de rescisión, sino la gestión irresponsable de los que se gastan lo que no tienen y que suelen ser, en contra de lo que se defiende en su artículo, los gestores de clubes sin ánimo de lucro: los otros (SAD) tienen que rendir cuentas a sus accionistas, que suelen exigir una rentabilidad a sus inversiones. En todo caso, el tiempo acabará premiando a los que gestionan responsablemente y desplazando del mercado a los demás, como ocurre en cualquier otro ámbito empresarial.- Juan A. López. Bilbao.

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