El desfase tecnológico y la inflación lastran a España

El gran milagro de la economía estadounidense -fuerte crecimiento combinado con tasas moderadas de inflación y bajo nivel de desempleo- no se ha exportado aún a Europa, y mucho menos a España. Según los analistas, la pócima secreta que permite combinar todos estos indicadores es la productividad. Estados Unidos ensalza este valor como uno de sus grandes hallazgos. Mientras, en España este valor cayó un 0,8% en 1999, según datos del Consejo Económico y Social. "En Estados Unidos, la productividad del trabajador actúa en contra de la fuerte demanda", explica Félix González, de Beta Capital. Para este analista, los dos elementos que favorecen la productividad son la gran flexibilidad del mercado laboral estadounidense y la inversión tecnológica. "Estados Unidos está a años luz de España en inversión tecnológica", señala este experto.El desfase no sólo viene marcado por la inversión tecnológica. La primera economía mundial consigue crecer sin generar inflación. En España, el fuerte crecimiento económico (alrededor del 4%) ha arrastrado consigo a los precios, que subieron un 3,6% interanual el pasado mes de julio. Un aumento de la presión fiscal contribuiría a suavizar el consumo desenfrenado, aunque la efectividad de esta medida genera dudas. "Funcionaría a corto plazo, pero a largo plazo generaría mayor gasto público y es bueno que éste sea menor", señala Ignacio Sanz, de Renta4. Félix González, de Beta Capital, discrepa con respecto al tiempo, ya que cree que un aumento de los impuestos sólo se percibiría a largo plazo.

La política fiscal del Gobierno español ha actuado justo en sentido contrario a los requerimientos de la inflación. En el momento de mayor crecimiento económico se decidió recortar la presión fiscal. Esto ha originado un optimismo excesivo en el bolsillo de los consumidores. "La reforma fiscal ha funcionado bien. El efecto negativo ha sido por el momento [económico] cíclico en que se hizo", cree Félix González, que pone a Alemania como ejemplo de un país en el que la reforma fiscal ha venido en el momento apropiado, "cuando la economía muestra síntomas de desaceleración".

El primer efecto de una subida de impuestos sería la moderación del crecimiento de la demanda. Pero en España, nada parece indicar que las próximas reformas de los impuestos tiendan al alza.