A un paso de Sydney Rafael Soto espera lograr una medalla en doma clásica
Tres campeonatos de España y dos grandes premios Kur.
Cuando era niño, este jerezano, de 42 años, lo tenía muy claro. Lo suyo eran los caballos. Rafael Soto se confiesa un apasionado de su profesión, un privilegiado por hacer lo que le gusta y haber encontrado en la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre el lugar idóneo para realizar su verdadera pasión. Su padre, mayoral retirado de la Yeguada, y Álvaro Domecq han sido sus grandes profesores: "De ellos he aprendido todo lo que sé sobre este mundo; me gustaba mucho la doma clásica, la dificultad que tenía el caballo español para esta especialidad y llegar algún día a representar a mi país en unos Juegos Olímpicos, así que tomé buena nota de los consejos que me daban para conseguir mi objetivo".
NOMBRE: Rafael Soto
NACIDO EN: Jerez. EDAD: 42 años. ESTATURA: 1,72. PESO: 70 kilos. ESPECIALIDAD: Doma clásica. EXPERIENCIA OLÍMPICA: Décimo por equipos en los Juegos de Atlanta 96. OBJETIVO: Una medalla. PALMARÉS:
Para Soto no ha sido fácil llegar a participar por segunda vez en unos Juegos. Tampoco fue fácil ganar tres campeonatos de España o convertirse en uno de los mejores jinetes de Europa. "Éste es un deporte", recuerda, "en el que no dependes de ti, compites con un caballo al que debes preparar correctamente y con el que tienes que estar muy compenetrado".
Se proclamó tres veces campeón de España en 1994, 1998 y 1999. Este último año ganó dos grandes premios Kur en Europa. Fue cuarto en el Campeonato de Europa por equipos y décimo en categoría individual, y en Atlanta logró un décimo puesto por equipos.
Ejerce de jerezano y se muestra muy orgulloso de representar a su país en los Juegos. Para él, esto es "el no va más", un sueño para la mayoría inalcanzable y que acaricia por segunda vez. Su especialidad no es fácil. La doma clásica "es la base de todo; es la que haces que tengas el control sobre el caballo. Sin ese control no puedes saltar ni hacer nada. Es la base de todo lo que se hace sobre un caballo", dice.
Rafael Soto sabe que el nivel de España no es aún el de países como Alemania o Francia. Sin embargo, asegura que "en los últimos años España ha mejorado mucho", y en la cita olímpica esta convencido de que "la selección estará peleando entre los favoritos". El día 24 se marcha a Sydney con las maletas cargadas de ilusión y con las mismas ambiciones que se llevó a Atlanta. De esta última cita recuerda el ambiente: "Ver de cerca a los grandes mitos del atletismo, la convivencia entre todos los deportistas y poder hablar con muchos de ellos. Era impresionante".
El equipo español de doma clásica lleva preparándose desde hace más de un mes en Alemania, y aunque él está en Jerez -acaba de ser padre por segunda vez- habla periódicamente con su mozo, Antonio Camarena, que le mantiene informado de cualquier novedad sobre Invasor, el caballo con el que participará en los Juegos Olímpicos.
Reconoce, no sin resignación, que se conoce perfectamente los bosques al lugar de concentración del equipo: "Tenemos que dar muchos paseos diarios, mejorar su calidad de paso, uno de los aires que el caballo tiene más complicado y estar pendiente de él las 24 horas del día".
Rafael Soto define a Invasor, que tiene 11 años, como "un ejemplar de experiencia en grandes acontecimientos. Está en su mejor momento deportivo. Es muy fuerte, con una alzada muy considerable para ser español y sobre todo muy listo. Lo peor es que es un poco vago".
La primera cita es Sydney, pero siendo jerezano era obligado preguntarle por los Juegos Ecuestres del 2002. "Estoy convencido que ésta competición será el trampolín que catapulte a Jerez como la ciudad del caballo. La gente de otros países con la que hablo me pregunta por las instalaciones que tiene Jerez para los Juegos Ecuestres y están encantados de competir aquí. Tengo muchas ganas de que llegue, porque estoy convencido de que nuestra ciudad saldrá muy reforzada tras éste evento", dice orgulloso.
Estos días, antes de partir de nuevo hacia Alemania, Soto los aprovecha para disfrutar de su familia. Pasear por las calles de la ciudad "donde mejor se vive del mundo", hablar con sus amigos y rodearse, como no, de caballos, los de la Real Escuela andaluza, donde se ha convertido en un alumno aventajado. Aunque ya sabe lo que son unos Juegos se muestra entusiasmado con pisar suelo australiano y vivir las experiencias que sólo una cita de ésta envergadura es capaz de ofrecer. "Muchas veces pienso que tendré que explicarles a mis nietos que estuve en unos Juegos y no quiero que se me olvide ningún detalle, ninguna fotografía de mi experiencia representando a mi ciudad y a mi país en una cita como ésta", concluye.
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