El turismo de congresos genera unos ingresos anuales de 105.000 millones de pesetas Las ciudades andaluzas mantienen una escasa presencia en el mercado nacional
El turismo de reuniones en Andalucía tiene aún poca actividad. Pese a la oferta de instalaciones disponible y a las acciones de promoción realizadas en los últimos años, las ciudades andaluzas juegan un papel muy secundario en el mercado nacional de congresos y convenciones, liderado claramente por Madrid y Barcelona, y apenas tienen presencia en el internacional. Sólo Sevilla ha tenido cierta proyección en los últimos años, situándose junto a Zaragoza y Valencia en un segundo nivel.Aunque no existen datos precisos sobre este segmento, la Dirección General de Planificación Turística estima que la producción económica derivada de la celebración de congresos y convenciones en Andalucía oscila entre 95.000 y 105.000 millones de pesetas anuales. El mayor volumen de negocio corresponde a las convenciones promovidas por empresas y a los congresos organizados por asociaciones.
Este segmento apenas representaría, en el mejor de los casos, el 5% de la producción turística total de la comunidad. Sin embargo, los agentes públicos y privados del sector coinciden en destacar su importancia estratégica. Están convencidos de que Andalucía reúne condiciones para mejorar su posición pero, además, los efectos de la celebración de reuniones no se limitan exclusivamente a la generación de una actividad económica directa, sino que se considera un excelente instrumento de proyección y promoción por el alto poder adquisitivo y capacidad de influencia que suelen tener los participantes. Se estima que el gasto medio diario de un asistente a congresos y convenciones supera las 40.000 pesetas, cinco veces más que el desembolso medio del turista que llega a Andalucía.
El 65% de los congresos que se celebran en la comunidad (178 en 1997, con unos 90.000 participantes) tiene carácter regional, el 20% nacional y apenas un 15% internacional. En general, son congresos de menor duración y asistencia que la media de los que se celebran en España, por lo que su repercusión económica es también inferior -se estima que entre un 20% y un 25% a la media española-.
La celebración de congresos y convenciones puede contribuir, además, a la desestacionalización del sector, toda vez que la principal actividad de este mercado se produce en los meses de otoño y primavera y es casi nula en temporada alta.
En los últimos años ha proliferado la construcción de palacios de congresos en Andalucía, que en estos momentos dispone de 13 instalaciones con una capacidad acumulada en torno a 25.000 plazas, aunque la actividad se concentra casi exclusivamente, y por este orden, en Sevilla, Granada y Costa del Sol. Estas dos últimas zonas concentran la mitad de la oferta, aunque con el dificultad de la obsolescencia en el Palacio de Congresos de Torremolinos, el de mayor antigüedad, e insuficiencia de equipamiento y medios en los de Marbella y Estepona.
El Palacio de Congresos de Sevilla, que representa el 17% de la oferta global, es el que más peso ha tenido en el mercado internacional, aunque, según constatan algunos técnicos, su potencial se ve mermado por su ubicación periférica y la dificultad de acceso al centro histórico, cuando el encanto de éste es el principal factor de competitividad de la ciudad.
Además, hay 33 hoteles (13 de ellos en la Costa del Sol y siete en Sevilla) con salas para congresos con una capacidad media de 525 personas. Muchos de ellos operan en función de los intereses comerciales de las cadenas sin dar prioridad al destino.
Mucho más diversificada es la actividad de convenciones -reuniones promovidas por una organización para sus propios miembros y que habitualmente corre con todos los gastos de organización-, para cuya celebración disponen de dependencias casi 300 hoteles andaluces con unas 80.000 plazas de capacidad.
Un estudio de la consultora Asistencias Técnicas Clave sobre el sector sostiene que los principales factores de competitividad de los destinos andaluces son el clima, la atmósfera social y la singularidad cultural. Pero también señala otros tres elementos de estrangulamiento: unas conexiones aéreas escasas y poco diversificadas, falta de adecuación del espacio turístico de las ciudades y mala imagen de la capacidad de organizar.
Según esta consultora, sería aconsejable una mayor concentración de los esfuerzos de promoción entre la Administración, los Convention Bureau de cada centro de congresos y las empresas, poco propensas hasta ahora a la colaboración mutua. Y también recomienda mejorar la dotación de las instalaciones para convenciones
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