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CULTURA Y ESPECTÁCULOS

El festival de la Unión cierra con éxito

Las 'madrugás' flamencas y los recitales superaron a los de la edición anterior

Diez cantaores, dos guitarristas y dos bailaoras se disputaban anoche los premios del XI Festival Nacional del Cante de las Minas en La Unión. Entre ellos, dos cantaores y una cantaora aspiraban al ansiado trofeo de la Lámpara Minera. El fallo debía de producirse avanzada la pasada madrugada -por lo que el resultado no aparece en esta edición-.Otra de las incógnitas que se habrá desvelado a estas horas es si el pintor granadino David González López Zaafra destruirá su obra Memoria de un instante eterno. Así estaba previsto que se hiciera al término de la proclamación y entrega de premios. Zaafra ha realizado esta obra en el exterior del Mercado Público durante los días que ha durado el festival. Sobre una superficie aproximada de 7x2 metros, ha plasmado el rostro de Camarón, la figura de Carmen Amaya bailando, unas cabezas de caballos, otra de toro, la media luna... Según el autor, se trata de "un proyecto de investigación que tiene como fin tener un espacio para el arte, atemporal; y crear emociones y sentimientos en el espectador". El destino de esta obra era ser destruida apenas finalizada -"si es que una obra de arte puede considerarse terminada alguna vez", como dice el pintor- pero entre muchos de los asistentes al festival se iba a intentar que fuera indultada y se quedara para siempre en La Unión.

Por lo demás, se han celebrado también madrugás flamencas, muy concurridas por gente joven con ganas de marcha. Presentaciones de libros y discos, alguno de ellos producción del propio festival; exposiciones, debates, cursos, recitales y otros diversos actos culturales. Hay que destacar el primer volumen publicado por Radio Nacional de España con grabaciones históricas del festival, algunas de enorme interés por su antigüedad y escasa divulgación.

Haciendo un sumario balance del festival que termina, en mi opinión quedan como hechos sobresalientes del mismo el baile de Antonio El Pipa y Eva la Yerbabuena, el cante de Esperanza Fernández, la música pianística de Dorantes y la guitarra de Manolo Sanlúcar. En el aspecto negativo, la programación de José El Francés, que a mi juicio no debió estar en este festival. De madrugada habrá comenzado la diáspora, y una vez más La Unión se irá quedando más sola, como cada año después de estos días en que el festival la transforma en un hervidero de gente, en un ir y venir, con el contrapunto frecuente de cantes aquí y allá. Y enseguida, imagino, al pensar en la edición del año que viene, que como ya es norma, deberá superar las anteriores.

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