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Somarriba llega de amarillo a París

Todo perfecto. Sin más apuro que el que se deriva del propio esfuerzo, la ciclista española Joane Somarriba superó la etapa reina y hoy se proclamará en París campeona del Tour de Francia femenino. Somarriba, enrolada en el equipo italiano Alfa Lum, ya había ganado las dos últimas ediciones del Giro, lo que la convirte en la mejor ciclista del mundo y una de las más acreditadas para obtener medalla en Sydney, tanto en la prueba contrarreloj -su especialidad- como en la carrera en ruta.Somarriba ha invertido el efecto Indurain que le había perseguido hace algunos años. Cuando decidió emigrar a Italia, por la inexistencia casi absoluta del ciclismo femenino en nuestro país, disponía de un cierto prestigio como contrarrelojista y una duda visceral cuando la carretera dibujaba los vericuetos de los puertos de montaña. Una cosa era el reloj y otra las grandes cuestas. Por eso la confianza en Somarriba era un asunto casi familiar. Indurain debió pensar lo mismo cuando comenzó a mover su corpachón por los míticos puertos de montaña que hacen grandes a los ciclistas o los miniaturizan hasta el borde mismo del ninguneo. Hasta que empezó a mostrar el sillín o, en su defecto, su gorrita blanca a los acreditados escaladores del pelotón.

Todas esas dudas aparecían ayer en la salida de la etapa reina del Tour femenino, en Montbéliard (en los Vosgos), precisamente en la calle Maurice Ravel y junto a la piscina de la localidad. Una sensación de paz que contrastaba con la guerra interior que pasaba por la cabeza de Joanne Somarriba. Le esperaban dos puertos de consideración: el Balón d´Alsace y el Col de la Grosse Pierre (final de etapa). En el primero han dejado su firma de ganadores, ciclistas como Merckx, Thévenet o Lucien Aimar; en el segundo, Rudi Altig o el español José Pérez Francés. El ciclismo femenino no es menos duro que el masculino: es más corto, pero más directo. Aquí no hay tiempo para la especulación ni para la tregua, salvo que lo dicte el agotamiento de las piernas. Es un ciclismo veraz.

Una etapa, en definitiva, que esperaban las francesas Loewenguth (que corría en su región) y Desbouys para intentar el último asalto al dominio de Somarriba. La primera exhibe una notable fortaleza y la segunda es una especialista en la escalada. Ambas sin embargo ya habían sucumbido a la exhibición de Somarriba cuando, hace unas fechas, subieron al Tourmalet. Pero a la ciclista española le preocupaba, sobre todo, su compañera de equipo, la lituana Edita Pucinskaite, segunda clasificada, presunta jefa de filas del Alfa Lum en su condición de campeona del mundo, y convertida desde el inicio en enemiga interior de la ciclista española.

Las dudas se despejaron sin agobios. Joane Somarriba contó en esta ocasión con la paz (a regañadientes) de su compañera de equipo y con unas circunstancias de carrera favorables para su intereses. Las gemelas lituanas Polikeviciute decidieron romper la carrera de inicio y Somarriba contó con el trabajo de su compañera de equipo Veronesi, que escapó junto a ellas. Finalmente, Jolanta Polikeviciute y Veronnesi comandaron la carrera hasta su final, lo que no sólo tranquilizó a Somarriba sino que le liberó de trabajo. La escapada de la lituana amenazaba el podio de las dos corredoras francesas que decidieron comandar las operaciones de control y caza, llevando a Somarriba en una cómoda situación de principio a fin. Su enemiga interior firmó la paz (ayudó a la española en el primer puerto) y Somarriba ascendió los dos escollos en una cómoda situación, llegando en el grupo de favoritas (al final fue sexta), tras las dos escapadas. Para redondear su felicidad, Varonesi, compañera de equipo se adjudicó la etapa y Pucinskaite mantuvo su segundo lugar en la calsificación general.

Todo perfecto para Joane, una ciclista que ha debido utilizar todos los sentidos y exprimir hasta la ultima gota de sudor que desprendían sus 50 kilos de peso. Probablemente, su peor momento lo vivió fuera de la carretera, el jueves pasado cuandó disputó la contrarreloj con unas décimas de fiebre que anunciaban un posible proceso vírico. Tanto dudó Somarriba en aquel momento que incluso anunció a Pucinskainte, su compañera de equipo que disputara al máximo porque no se sentía segura de sus posibilidades. Quedó segunda en la etapa, ratificó su liderato y desde entonces ya sólo pensó en París.

Clasificación:

Etapa: Varonesi (San Marino): 2h. 35m 20 s. Polikeviciuti (Lituania), m.t. (...) Somarriba (España), a 47 s.

General: 1ª. Joane Somarriba (España) 37h. 17m 24s. Pucinskaite (Lituania), a 45 s. Loewenguth (Francia), a 2m. 11s. 4ª. Desbouys (Francia), a 2m 28s. 5ª. Zabirova (Rusia), a 3m 24s.

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