Espeleología, entre el deporte y la ciencia
La espeleología consiste en adentrarse en cuevas y pasos subterráneos jalonados de escollos naturales en un entorno adverso donde predomina la oscuridad, la humedad, el agua y el silencio. El espeleólogo se desenvuelve en las entrañas de la tierra en un entorno totalmente desconocido. Todo en calma. El francés Norbert Casteret fue quien impulsó la espeleología como actividad excursionista en las primeras décadas del siglo XX. Desde luego, es un deporte no apto para quienes padezcan claustrofobia. La exploración de cavidades subterráneas ha permitido descubrir desde restos arqueológicos hasta grabados y pinturas rupestres.Como dice el geólogo Policarp Garay en el libro 50º Aniversario de la sección de Exploraciones Subterráneas editado por el Centre Excursionista de València, la espeleología "ha mantenido a largo de su trayectoria una cierta dualidad deporte-ciencia". El Centre Excursionista de València imparte cursillos de espeleología desde los años 50.
La espeleología tiene una alta carga de emociones y aventura individual. El riesgo que tiene la práctica de este deporte-ciencia es bajo si se practica en grupo y con monitores expertos. Otra cosa es aventurarse por cuenta propia.
Beneficiándose de la repercusión que han sufrido todos los deportes de aventura, el número de practicantes de espeleología ha crecido también mucho en los últimos años. Los amantes de la naturaleza han encontrado en este deporte una actividad fascinante, llena de incertidumbre.
El material que se utiliza está compuesto por: ropa adecuada (el mono impermeable o traje de neopreno es indispensable en algunos casos); linterna, luz de carburo, casco, cuerdas, mosquetones, piolet y botas.
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