Todos castigados
Alguna fechoría hemos tenido que hacer los aficionados y el público para que la empresa nos castigara con la corridita de rejoneo que nos colocó ayer. Un espectáculo de, ya desde el día en que se anunció el cartel, echó de la plaza a los fieles asiduos de las corridas estivales. Un festejo que debió desconcertar a los turistas que, probablemente, acudieron a las taquillas con la creencia de que iban a presenciar una corrida normal, con toreros de a pie y vestidos de luces, y que cuando vieron salir a aquel carrusel de jinetes, todos igualitos, ataviados a lo campero, con la guinda de un portugués a la federica, debieron pensar que se habían equivocado de lugar.Una corrida de rejoneo, cuando los toros mansean y los caballeros tienen la torpeza y la inexperiencia de los que cabalgaron en esta ocasión, resulta algo insoportable.
Albarrán / Seis rejoneadores
Cuatro toros de Arcadio Albarrán, desmochados para rejoneo, mansurrones. 5º, manso. 2º y 6º, de Alcurrucén, manejable y manso, respectivamente.Joao Salgueiro: silencio. Francisco Benito: aplausos y saludos. Miguel García: palmitas a petición propia. José Miguel Callejón: aplausos y saludos. Sergio Vegas: palmas. Francisco Peña: aviso y silencio. Plaza de Las Ventas, 13 de agosto. Cerca de media entrada.
El único rejoneador que actuó de forma brillante fue José Miguel Callejón, con el cuarto toro. El madrileño exhibió un buen toreo ecuestre, estuvo enorme en la suerte de banderillas y su lidia a caballo quedó muy por encima de la de los demás. Si no hubiera descordado a su enemigo, podría haber cortado una merecida oreja.
Del resto, hay poco que decir. Salgueiro no tuvo recursos para lidiar a su oponente. Benito pasó apuros, clavó mal y siempre a la grupa. Miguel García dio un recital de fallos.
Sergio Vegas se dejó tocar las cabalgaduras un montón de veces y Peña montó un número con los rejones de muerte, que parecía que no iba a acabar nunca.
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