De la línea 27
Hace casi 20 años que tomo la línea 27 de la EMT, Embajadores-Plaza de Castilla. Después de esperar a que el conductor termine su café en el bar a las nueve de la mañana, tengo que soportar que se fume un cigarrillo adentro, a pesar de la evidente prohibición y mis protestas. Durante el trayecto, si se produce algún altercado con otro conductor, tenemos que oír la gran riqueza léxica de todos los tacos del español, sientiendo vergüenza ajena. Desde luego, ningún conductor de los autobuses responde jamás a nuestros buenos días. He denunciado ante ellos en alguna ocasión a los carteristas habituales, y como quien oye llover. Enhebran a veces todo el trayecto el hilo con alguna viajera, que suelen ser siempre las mismas, poniendo en peligro su atención. ¡Y protestan de que se sienten solos!Algunos viajeros hemos optado por ignorar a los conductores del la EMT de Madrid porque les conocemos demasiado bien...-
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