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Pasqua ofreció en los años noventa a los terroristas corsos empleo a cambio de que dejasen las armas

Charles Pasqua ofreció a los terroristas corsos cuando era ministro del Interior, entre 1993 y 1995, 150 empleos que la República Francesa estaba dispuesta a crear para ellos a cambio de dejar las armas, según explica en un libro el arrepentido Jean-Michel Rossi, antiguo dirigente de la Cuncolta, la organización legal del Frente de Liberación Nacional Corso (FLNC), principal movimiento armado de la isla. Rossi fue asesinado el pasado 7 de agosto, coincidiendo con la negociación del plan de autonomía para Córcega del primer ministro Lionel Jospin.Rossi murió acribillado por 40 balas. Se dijo que el crimen era la respuesta a su libro de entrevistas Pour solde de tout compte (Saldo y finiquito), que un mes antes él y su correligionario y amigo François Santoni habían publicado con la ayuda del periodista Guy Benhamou. Rossi y Santoni, que abandonaron a finales de 1998 la Cuncolta, explican muchas barbaridades. Por ejemplo, que "en 1986 los dirigentes del FLNC cometieron un error de cálculo al decidir matar a dos vendedores de droga árabes para atraerse las simpatías del corso medio y recuperar los votos de la extrema derecha".

Luego, en 1992, cuando Santoni y Rossi controlaban el FLNC, intentaron lanzar un programa de reinserción para narcos, pero algunos se mostraron remisos. "Nadie pareció extrañarse ante la propuesta de ejecutar a los vendedores de droga. Sólo uno de nuestros aliados quiso saber si había que reivindicar o no las muertes". Santoni prosigue el relato: "Los primeros muertos cayeron en Ajaccio. Corsos para empezar; luego, gitanos". Y recuerda: "La operación más espectacular fue la de Scandola, una playa a la que sólo se llega por mar. El comando del FLNC fue en barco y ejecutó limpiamente a dos vendedores de droga importantes. Estaban sentados en sus tumbonas cuando recibieron una descarga en la cabeza".

Al final, "después de una cuarentena de muertos", se dieron cuenta de que habían desmontado una red para que sus hermanos enemigos del MPA (Movimiento Para la Autodeterminación) se hicieran con el control del narcotráfico.

Estos dos personajes tuvieron en su día entrada en los despachos ministeriales portando sus propias pistolas. "Con Charles Pasqua, cuando era ministro del Interior, me entrevisté en varias oportunidades. En su despacho oficial. Dejaba mi carné de identidad en el puesto de guardia y me acompañaban hasta el ministro". Pasqua negoció con el FLNC una suerte de paz civil: amnistía a cambio del fin de los atentados. "La República estaba dispuesta a crear 150 puestos de trabajo para nosotros", dice.

El 28 de marzo de 1994, un comando de 40 independentistas encapuchados intentó hacer saltar por los aires las instalaciones del golf de Sperone. No pagaban el impuesto revolucionario o el acto era un ejemplo de "lucha contra la especulación inmobiliaria", no se sabe. Pero el atentado fue un fiasco y 14 comandos fueron detenidos.

Los pistoleros no sólo hablaron con Pasqua, el hombre que había popularizado el lema "hay que aterrorizar al terrorista", sino también con consejeros de Jacques Chirac o con el jefe de Gabinete del primer ministro Alain Juppé.

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El problema es que Santoni y Rossi apenas controlaban a un puñado de hombres. El FLNC responde a diversos jefes territoriales, cada uno de los cuales hace la guerra por su cuenta. Unos prefieren las drogas; otros, la extorsión, y otros, el tráfico de armas o el monopolio del transporte de fondos. Rossi lo resume así: "Bastia Securita constituirá una milicia paralela, legalmente armada de una treintena de armas de mano, de pistolas calibre 357 y de una docena de fusiles".

Todo lo que cuentan en el libro es alucinante. ¿Quién instrumentaliza a quién? Rossi y Santoni descubren ahora, por ejemplo, que su atentado (octubre 1996) contra el Ayuntamiento de Burdeos (el alcalde era Juppé) era conocido por la policía, pero que ésta no actuó para desacreditar a Debré.

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