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Reportaje:VERANO 2000JOSÉ CARLOS PAVÓN - FORJADOR

Un agosto a 1.300 grados

Herrería familiar

Los turistas que entran o salen del hotel cercano no dan crédito a lo que ven sus ojos. Gastan carretes de fotografías en todos los rincones y, los más osados, sacian su curiosidad con una interminable batería de preguntas. Una fragua incandescente a la derecha y, junto a ella, un gran yunque sobre el que se golpea, una y otra vez, el hierro al rojo vivo. Todo ello en una casa con varios siglos de antigüedad, adosada a la muralla de la ciudad, con pavimento original de barro, entre grandes arcos y vigas de madera que sostienen el techo.José Carlos Pavón y su hermano Miguel Angel pertenecen a una dinastía de herreros que se remonta a varias generaciones atrás y que suceden a su padre, jubilado el pasado mes de octubre. "El primero en trabajar aquí fue el padre de mi abuela", contesta José Carlos quien se muestra orgulloso de pertenecer a este oficio, consciente de que cada vez son menos las herrerías que quedan al modo tradicional. "Ahora lo que hay son carpinterías metálicas y un trabajo en forja siempre es un trabajo en forja", apunta. "Mantenemos la calidad y la buena terminación ya que no podemos competir en precios", añade.

La actividad no les falta -"este invierno hemos trabajado hasta las once de la noche", asegura-. En verano continúan al mismo ritmo a pesar de conjugar la alta temperatura ambiental con la que desprende la fragua y que alcanza los 1.300 grados. "Ahí te mueres de calor" comenta sonriente José Carlos Pavón, que también resta importancia a la fortaleza física necesaria para batir el hierro sobre el yunque. Primero, mira su delgadez y después añade: "Hombre, hay que estar puesto, pero no tanto".

De esta herrería han salido trabajos que enorgullecen a toda la familia. Este joven de 27 años recuerda que su padre hizo la monumental cancela que cierra al paseo de la Ribera los jardines del Alcázar de los Reyes Cristianos. Los mejores arquitectos de la Córdoba de hace unas décadas confiaban en el buen hacer del padre de los actuales propietarios del negocio. A este taller de la calle Alfaros traía sus encargos el recientemente fallecido Rafael de la Hoz, así como Juan Cuenca, Juan Serrano, Víctor Escribano, etcétera. También hay elementos forjados en hierro por esta familia en Marraquech o en las catedrales de Sevilla y Badajoz.Junto a estos clientes cualificados hay otros "que vienen sin saber lo que quieren" y a los que siempre "se les orienta sobre lo que más les interesa". En un bolsillo de su bata azul, José Carlos Pavón guarda una tiza que usa en cualquier rincón, sobre la pared ennegrecida, para dibujar bocetos, hacer cálculos o explicar cómo quedará una pieza una vez terminada.

Aparte de los trabajos tradicionales, en esta herrería se realizan ahora piezas destinadas para pasos procesionales y que requieren del hierro para su solidez. Así, el tallista José Carlos Rubio encarga aquí las estructuras de los candelabros arbóreos, o de las parihuelas.

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