"Cantarle al señorito se ha acabado"

Manolo Soler es el flamenco. En el escenario y fuera de él, este hombre lleva el compás en las venas. No hace falta que baile o que acaricie alguno de sus artilugios de percusionista.Con una sóla palabra o un gesto insignificante, su interlocutor sabe que está frente a un flamenco. Bailaor y percusionista sevillano de 57 años, siempre ha estado junto a los grandes del género, como Camarón o Paco de Lucía. Tiene olfato para lo bueno. Ahora, Manolo Soler se prepara para ser el padre de la cucaracha en La metamorfosis, el relato de Kafka que el bailaor Israel Galván estrenará en Sevilla el 21 de septiembre dentro de la Bienal de Flamenco.Pregunta. Usted siempre está abierto a lo nuevo, ¿qué le diría a los puristas?

Respuesta. Que están acostumbrados a cantarle al señorito y eso se ha acabado, que se repiten.

P. ¿Qué le sobra al flamenco?

R. Le sobra mucha gente, sobre todo los vividores, los que sacan tajada sin tener ni idea de lo que es el flamenco.

P. Usted comenzó cantando, baila y es percusionista, ¿Qué le gustaría hacer en un escenario?

R. Un papel cómico, tipo Charlot, pero en flamenco.

P. ¿Quién es más bicho, la cucaracha o Israel ?

R. Israel. Éste niño es el mejor. La capacidad que le veo no la tiene nadie hoy en día. El tiempo pondrá a todo el mundo en su sitio.

P. ¿Siente qué se reconoce su trabajo?

R. Sí, pero me da coraje que cuando hablan de innovación nunca me nombran. Además de difundir el uso del cajón, incorporé bajo, flauta y teclados; algo que ahora se ve como normal pero antes no lo era.

P. Siempre le citan como el introductor del cajón peruano en el flamenco.

P. No fui yo, fue Rubén Dantas en un viaje que hicimos a Perú con Paco de Lucía a principio de los ochenta. Entonces, yo iba como bailaor. Lo que hice fue popularizarlo después con mis grabaciones.