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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La violencia doméstica y los extremismos religiosos

Mientras algunas llevamos decenas de años denunciando el drama que están padeciendo en nuestro país miles de mujeres en el seno de la familia o en las relaciones de pareja, estudiando sus causas, atendiendo a las víctimas, proponiendo soluciones efectivas a corto, medio y largo plazo, y las noticias de muertes femeninas por violencia doméstica acaparan hoy los medios de comunicación (sin que la ciudadanía le dé la respuesta adecuada) se publica un libro en el que se insta al castigo físico y psicológico de las mujeres que no acepten la autoridad marital y se justifica la necesidad del ejercicio de esa violencia por parte de los hombres, aleccionando con métodos de torturador: se trata del libro escrito por el imam de Fuengirola, titulado La mujer y el islam.Ante la presión y exigencia de los sectores que luchamos por los derechos humanos más elementales (la integridad física, psíquica, la libertad y la dignidad), el autor promete "ampliar" (que no corregir) el capítulo dedicado a los malos tratos, instándonos aque nos alarmemos ante costumbres con las que no estamos familiarizados".

Resulta indignante que los representantes de la jerarquía islámica se justifiquen, alegando que "el libro constituye un alegato en defensa de los derechos de las mujeres" y que "estos asuntos no hay que tratarlos en Occidente, porque no se entienden". Los derechos humanos son universales y exigibles para todos, hombres y mujeres, no debiendo conculcarse tras alegar "tradiciones y costumbres", que seguramente hay que aparcar por anacrónicas, crueles e inhumanas.

Repetiremos hasta la saciedad que en todas las religiones, culturas, sociedades, clases sociales y épocas se ha producido y justificado el maltrato hacia la mujer, como una forma de poder y control sobre ella, pero entendemos que la sociedad del siglo XXI debe tener tolerancia cero hacia la violencia doméstica.

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Todas las religiones han propugnado simpre la "resignación y la sumisión de la mujer, así como el perdón hacia el agresor", pero ante determinados "extremismos religiosos" no podemos por menos que alzar nuestra voz, una vez más, en defensa de los más débiles, en este caso las mujeres (según la ONU la violencia doméstica es el crimen encubierto más numeroso del mundo, con mayor número de muertes y lesiones que el cáncer, la malaria y los accidentes de tráfico juntos).

En nuestro país estamos recibiendo hoy emigrantes, que debemos acoger con los brazos abiertos, pero con la exigencia de que respeten y cumplan nuestras normas. No podemos permanecer impasibles cuando sabemos que en nuestra ciudad, en nuestro barrio, en nuestra escalera, se está obligando a las niñas a abandonar la escuela cuando les llega la primera menstruación, a contraer obligatoriamente matrimonios concertados por los padres, a que las jóvenes deban ir cubiertas con chador, o sabiendo que desde tierras muy lejanas llegan las expertas a practicar la ablación y la cliteridectomía (mutilación sexual, para evitar placer).

Los derechos humanos deben ser exigibles en todo el mundo y desde luego no debemos permitir que se conculquen en nuestro país, por no tachados de "intolerantes" y de no ser "comprensivos con las tradiciones y costumbres" de otros pueblos y religiones.

Como no aceptamos que por robar se corte la mano del ladrón, exijamos que a las mujeres se las trate como a seres humanos, dignas de respeto y con derechos irrenunciables sobre su vida, su integridad, su salud, su libertad y su dignidad.

Como Asociación Catalana de Dones de Carreres Jurídiques, instamos a la ciudadanía a que tome postura, no sólo contra la publicación de un libro concreto, y contra los extremismos religiosos, sino contra la violencia doméstica en general, provenga de donde provenga, no justificando ni comprendiendo a los agresores y estando siempre de parte de las víctimas (mujeres y niñas/os), rechazando la violencia como método de solución de los conflictos familiares.-

Abogada del gabinete para la mujer y vicepresidenta de la Asociación Catalana de Dones de Carreres Jurídiques. Barcelona

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