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Reportaje:VERANO2000

Genalguacil, sueño de artistas

Un pueblo de Málaga acoge durante 15 días a varios creadores con todos los gastos pagados

Javier Arroyo

Varias disciplinas

Es el mejor sueño posible para cualquier artista. Genalguacil, un pueblo de la provincia de Málaga de apenas 580 habitantes, situado en el corazón del Valle del Genal, abre sus puertas a una docena de creadores para que durante la primera quincena de agosto se dediquen en exclusiva a crear y trabajar. Todo pagado: alojamiento, comida y materiales. Ninguna preocupación debe distraerlos. Sólo tienen que preocuparse porque su obra esté terminada en 15 días y en decidir qué calle o plaza les parece oportuna para plantar sus creaciones. Esa es la única condición: que los artistas cedan sus obras a la localidad, que las exhibirá en el rincón de la ciudad elegido por el autor. Tras varias ediciones-este año se celebra la quinta- Genalguacil se ha convertido en un pueblo museo y sus calles muestran decenas de obras recuerdos de encuentros pasados.Genalguacil es un sitio pequeño y precioso, a 30 kilómetros de Ronda y 40 de Estepona, recorrido que, sin embargo, se tarda en completar casi una hora. Además, el pueblo no queda al paso de nada: está en una carretera que muere allí. Por eso, en 1994, Fernando Centeno, su alcalde, buscó iniciativas que atrajeran turistas. Así nacieron los Encuentros de Arte Valle del Genal, primero con periodicidad anual y ahora bianual. No existe nada parecido en España.

En el certamen de este año, como en otras ediciones, se han reunido todas las disciplinas posibles: escultura, pintura, fotografía, cerámica, talla en madera, etc. También como cada año, y tras las dudas iniciales -"todo lo pintaban demasiado bonito para ser verdad", dice uno de los participantes-, los artistas se muestran encantados a mitad de la experiencia. La mayoría de los creadores ha conocido este encuentro por el boca a boca. Quienes pasan por los encuentros animan a otros a participar. Este año llegaron a Genalguacil más de 70 solicitudes. Se seleccionaron a 40 personas que enviaron un proyecto. 13 consiguieron ser invitados.El grupo de artistas se aloja en unas casas de turismo rural propiedad del Ayuntamiento. A la hora de trabajar, los estudios se diseminan por todo el pueblo. Dependencias municipales vacías o una antigua almazara son los estudios de trabajo. A Yolanda Zabala, escultora bilbaina, ha habido que buscarle un sitio al aire libre con sombra permanente. Un grupo de seis u ocho alcornoques se la proveen. Yolanda tiene delante de sí un bloque de piedra que la supera en estatura y que pesa más de una tonelada; aunque ya se atisban formas, sólo le queda una semana para convertir el pedrusco en una mujer de bastante menos peso. Yolanda comienza a trabajar a las nueve de la mañana y no termina su jornada hasta doce horas después. Es precisamente esta perseverancia la que le ha hecho ganarse las simpatías de los vecinos del pueblo. Porque entre los habitantes de Genalguacil no había especial simpatía por el arte antes de que comenzaran los encuentros allá por 1994. Allí, lo que han hecho siempre es trabajar duro en los alcornocales, recogiendo castañas o trabajando en la madera.

Juan Ramón Gimeno, organizador de los encuentros desde su segunda edición, reconoce que al principio existía, si no desdén, extrañeza ante esa gente que hacía "muñecos" y cosas por el estilo. Lo que sirvió para ganar las simpatías de la gente del pueblo fue ver que los artistas pasaban muchas horas trabajando y sudando.

Eso es lo que ha pasado con Yolanda, que cuenta que los primeros días, cuando tenía delante de sí la mole de piedra casi íntegra, la gente que pasaba a sus huertos o a pasear por el campo apenas la miraba. Ahora, los paisanos descubren que Yolanda está allí cuando van y cuando vuelven; que Yolanda está rebozada en el polvo blanco de la piedra y que ésta pierde kilos y gana forma a buena velocidad. Ahora ya se paran. Pero el trabajo de Yolanda es largo. Y tiene que estar terminado el martes próximo. Puede que 12 horas diarias no sean suficientes. Ya le han instalado un foco para que pueda trabajar de noche.

Así, con la prisa de acabar a tiempo y de encontrar el mejor lugar posible, los artistas siguen mañana y tarde aferrados a sus brochas, cinceles y arcillas para crear el mobiliario urbano que se convertirá en patrimonio del pueblo, y lo embellecerá aún más. "Todo era demasiado bonito, como un sueño - dice uno de los artistas- y lo bueno es que se ha cumplido".

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La gente decide

Muchos llegan al valle del Genal con su proyecto casi cerrado. Eso a la gente del pueblo no le importa. Al final, ellos son quienes deciden. Los nombres casi siempre se los acaban poniendo ellos. Al fin y al cabo, cuando se va el sol, es hora de pasear y ver cómo va el trabajo. En sus visitas, con frecuencia, acaban imponiendo los títulos. Tampoco las ideas que traen los artistas escapan de las transformaciones de quienes acuden a dar plática y charla. Antonio Marcos, un artista de Madrid, llegó a Genalguacil con una obra sobre la memoria. El soporte fundamental sobre el que está trabajando es un tronco de encina. No sabía donde acudir y la gente del pueblo, que conoce bien la madera, le aconsejó que no buscara un tronco fresco. "Se te rajará pronto; busca uno de los que se secaron con las nevadas del año pasado. Te durará toda la vida", le aconsejaron. Así encontró Antonio la madera que necesitaba para su proyecto.Como trata de la memoria, nada mejor que los recuerdos del propio pueblo. Por ello, Antonio ha vuelto a echar mano de la ayuda popular y le ha pedido a la gente de Genalguacil que le presten fotos de sus seres queridos para incluirlos en su trabajo. Las fotos, de las que ya le han llegado varias, iban a quedar ocultas en el interior del tronco de encina. Pero muchos de los que le han prestado fotos, que al fin y al cabo se han convertido en coautores del trabajo, insisten: "¿Por qué esconder la foto de nuestra gente?". Antonio ha tenido en cuenta la sugerencia y ha cambiado su proyecto original para que la memoria del pueblo quede así a la vista, igual que las decenas de obras de arte que jalonan los rincones de este precioso pueblo del Valle del Genal.

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