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Un incendio arrasa 5.000 hectáreas en Girona y afecta al parque natural del Cabo de Creus

Miquel Noguer

Un incendio declarado poco antes de las 11.00 horas de ayer en la población de Garriguella, en la comarca gerundense del Alt Empordà, continuaba avanzando sin control por la noche y afectaba a un perímetro de 5.000 hectáreas de bosque y matorral de ocho municipios. Las llamas obligaron a evacuar a 12.000 personas de urbanizaciones y casas aisladas. El fuego, que según las primeras investigaciones podría haberse iniciado por una quema de rastrojos, presentaba dos frentes aislados, uno de los cuales estaba centrado en el parque natural del Cabo de Creus.

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El consejero de Interior de la Generalitat de Cataluña, Xavier Pomés, informó en la tarde de ayer de que las primeras investigaciones apuntaban a que el fuego había sido provocado por una quema de rastrojos en una zona agrícola de Garriguella. El viento del norte, llamado tramontana, con ráfagas de hasta 76 kilómetros por hora, hizo que el incendio, que prendió en una zona forestal próxima, se expandiera. Pomés lamentó que, a pesar de las advertencias de las administraciones, se sigan haciendo quemas en épocas de extrema sequedad. "Una quema de rastrojos en un día de fuerte tramontana como hoy no es una negligencia, sino que tiene un cierto grado de intencionalidad", denunció Pomés, quien dijo que los agentes forestales y los Mossos d'Esquadra estaban investigando las causas exactas del origen del fuego.

El fuego presentaba a última hora de ayer dos focos principales. El primero, ya controlado, estaba situado en la zona norte de Garriguella y el segundo se centraba en las localidades de Llançà y Port de la Selva, que se había unido al frente de fuego de Roses. Éste último era el que afecta al parque natural del Cabo de Creus y continúa sin control. La mayor parte de las 5.000 hectáreas afectadas pertenecen a este paraje de gran valor ecológico.

El fuerte viento de mistral y tramontana que sopló durante todo el día en el norte de Girona fue el principal enemigo de los 41 efectivos de bomberos y los 19 medios aéreos que trabajaban en la extinción del fuego. Los constantes cambios de dirección del viento obligaron a desalojar a varios miles de personas de cinco municipios. Algunas de ellas pudieron regresar a sus casas a última hora de la tarde. En las poblaciones de Llançà, Cadaqués y Roses, las autoridades locales acondicionaron sus respectivos polideportivos para albergar al resto de vecinos evacuados. En concreto, en Cadaqués, un millar de turistas tuvieron que pasar la noche en las instalaciones deportivas porque la policía cortó las dos carreteras de salida de la población.

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Aunque las llamas no afectaron a ninguna zona habitada, si arrasaron el cámping L'Ombra, en la población de Llançà. Se vivieron algunos momentos degran inquietud al explotar varias bombonas de butano.El fuego era tan virulento que al mediodía la Generalitat de Cataluña pidió refuerzos al Gobierno autónomo de Aragón y a las bases antiincendios del sur de Francia, ya que uno de los focos avanzaba hacia las poblaciones turísticas del norte de la Costa Brava.

Las llamas afectaron a diversas líneas eléctricas, por lo que el servicio tuvo que cortarse entre las 13.00 y las 14.00 horas a un total de 14.000 abonados de 11 poblaciones, entre ellas las de Figueres y Portbou. El suministro se restableció en parte al cabo de una hora, pero a última hora de la tarde todavía seguían sin luz más de 11.000 abonados al saltar los sistemas de seguridad.

Las poblaciones afectadas por las llamas quedaron prácticamente incomunicadas por carretera, puesto que la policía autonómica (los Mossos d'Esquadra), cortó la mayor parte de las vías de acceso a la zona: en total tres carreteras locales y la N-260, que comunica Figueres con la frontera francesa a través de Portbou. Renfe también tuvo que interrumpir el tráfico ferroviario que une Barcelona con Francia.

Otras localidades como Roses, que ya sufrieron un incendio similar hace 10 años, se ocuparon desde el primer momento de garantizar la seguridad de las personas que habitaban la urbanización de Mas Fumats, una de las más elevadas de la población. A primera hora de la tarde, las llamas llegaron a pocos metros de las casas y los efectivos de emergencia evacuaron la zona como medida preventiva.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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