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Reportaje:

Protección para los confines de Europa

Europa termina en la isla de Tarifa. Conocida también como Punta Marroquí, Punta de España o isla de las Palomas dista tan sólo 10,5 kilómetros, en línea recta, de las costas africanas, por lo que constituye el saliente más meridional del continente. En realidad se trata de una pequeña península, de apenas una milla de perímetro, unida a la localidad gaditana que le da nombre por medio de una calzada.Lo más llamativo de este diminuto saliente litoral está en su entorno submarino, de gran riqueza biológica, por la claridad de sus aguas y la abundancia de nutrientes. Son fondos de topografía muy accidentada y sometidos a fuertes corrientes, lo que hace que sólo sean accesible por buceadores muy experimentados, razón por la que hasta ahora se han conservado en excelente estado.

Los que han tenido la suerte de visitar este paraíso escondido no dudan en resaltar su riqueza biológica. No es necesario trasladarse al trópico para disfrutar de unos fondos de extraordinaria belleza, en los que abundan especies animales y vegetales representativas tanto del Mediterráneo como del Atlántico. Como muestra de la elevada biodiversidad de la zona, tan sólo de esponja se han identificado 29 especies diferentes.

Desde comienzos de los años ochenta se venía reclamando la protección de este enclave. Una petición que se materializó en 1997 con una solicitud dirigida a la Consejería de Medio Ambiente y suscrita por el Laboratorio de Biología Marina de la Universidad de Sevilla, los departamentos de Biología Animal y Geografía de la Universidad de Cádiz y la asociación ecologista Agaden. La Administración autonómica encargó entonces un estudio sobre las características de la zona, y amplió el trabajo a la franja litoral que discurre entre Punta Carnero y el cabo de Gracia, unos 40 kilómetros de costa incluida en los términos municipales de Tarifa y Algeciras.

Los mismos expertos universitarios que llamaron la atención de la Consejería son los que ahora, tres años después, acaban de entregarle un voluminoso informe en el que se detallan las características de este territorio, tanto desde el punto de vista físico y biológico como desde la perspectiva histórica, social y cultural. Científicos y políticos coinciden en que la figura de parque natural es la más adecuada para garantizar la conservación de esta zona marítimo-terrestre sin establecer rígidas limitaciones en el aprovechamiento de los recursos naturales. La nueva consejera de Medio Ambiente, Fuensanta Coves, ha señalado que la declaración de este parque natural forma parte del primer paquete de actuaciones previstas en el área de espacios protegidos, por lo que los trámites podrían iniciarse en los próximos meses.

Los especialistas de las Universidades de Sevilla y Cádiz siguen, mientras tanto, aportando nueva documentación sobre los diferentes ecosistemas que protegerá el futuro parque. En tierra firme ya goza de protección específica, como paraje natural, la playa de los Lances, y también podrían acotarse algunos puntos de las sierras de la Plata y San Bartolomé. En lo que se refiere a los fondos marinos, todo parece apuntar a que aquellos que requieren de una atención especial se encuentran en el tramo comprendido entre San García y el Faro de Punta Carnero, así como el entorno de la isla de Tarifa.

En este último capítulo es especialmente relevante la información reunida por el Laboratorio de Biología Marina de la Universidad de Sevilla, que trabaja en la zona desde 1990 y que, hasta ahora, ha censado en estas aguas más de 1.700 especies de flora y fauna diferentes, de las que medio centenar (todas ellas animales) eran desconocidas para la ciencia y alrededor de 500 se localizaban por primera vez en aguas andaluzas. Delfines y tortugas marinas son algunas de las que cualquier profano podría identificar pero, junto a ellas, conviven otras más humildes pero no menos importantes.

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Los animales que se han estrenado bajo un microscopio son, en la mayoría de los casos, moluscos, crustáceos, esponjas o cnidarios (similares a medusas). Algunos presentan colores muy vivos que le dan un aspecto llamativo y advierten de su capacidad para segregar sustancias químicas defensivas, potencialmente útiles para la industria farmacéutica.

Comentarios y sugerencias a propósito de Crónica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es

Parada y fonda

El futuro parque natural servirá para proteger uno de los pasillos migratorios más importantes del mundo. Desde comienzos de agosto, y hasta el mes de noviembre, millones de aves inician desde distintos puntos de Europa un largo camino que habrá de conducirlas hasta sus cuarteles de invierno en Africa.Las diferentes rutas que eligen para volar al vecino continente convergen, principalmente, en dos puntos: el estrecho del Bósforo, en Turquía, y el de Gibraltar. Los expertos calculan que unos 300 millones de aves cruzan cada año este tramo de fachada litoral.

Por estos parajes circula el 60 % de la población europea de rapaces, casi todas las cigüeñas del continente e ingentes cantidades de pequeños pájaros como vencejos, jilgueros, abejarucos, tórtolas, bisbitas o currucas. Abundan las aves marinas, como gaviotas o alcatraces, procedentes tanto del Mediterráneo como del Atlántico.

Para algunas especies, esta zona constituye la última parada antes de dar el definitivo salto a la otra orilla. Aquí reponen fuerzas o esperan a que las condiciones meteorológicas sean las más adecuadas para enfrentarse a la travesía del estrecho de Gibraltar.

El régimen de vientos es el que, en muchas ocasiones, determina el flujo migratorio: en un temporal intenso las aves permanecen a la espera, diseminadas por la costa, para saltar en masa con la mejora del tiempo.

Como puntos de observación, se recomiendan los situados a lo largo de la Nacional 340, entre Algeciras y Tarifa, y, en especial, los de El Algarrobo, La Hoya, Mirador del Estrecho, Cazalla y el Valle del Santuario. También es posible seguir la migración a través de Internet gracias a la web que mantiene el Colectivo Ornitológico Cigüeña Negra (http://fly.to/eot). Aquí se encuentran las observaciones que los voluntarios realizan desde las dos orillas del Estrecho.

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