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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Respuesta a Ian Gibson

A la vuelta de unas breves vacaciones me encuentro sobre la mesa con un artículo de Ian Gibson (Sombras sobre la herencia de Dalí, EL PAÍS, 30 de julio de 2000), en el cual, junto a un conjunto de afirmaciones económicas y jurídi-cas, se vierten algunas consideraciones sobre el Centro de Estudios Dalinianos (Fundación Gala-Salvador Dalí, Figueres) y mi gestión al frente del mismo. Aunque no es mi intención iniciar un debate con el autor, quisiera puntualizar, sin embargo, algunas de sus afirmaciones,que podrían propiciar una imagen inexacta de lo que es el centro y el trabajo que en él se realiza.

1. El Centro de Estudios Dalinianos se creó en diciembre de 1991 a partir del importante fondo documental legado por Salvador Dalí. Inicialmente, el objetivo prioritario fue ordenar, archivar y catalogar los materiales existentes con el fin de permitir el acceso a los estudiosos a esos fondos (situación que se produjo en septiembre de 1996). Desde entonces, numerosos investigadores y estudiantes de tercer ciclo han trabajado en los archivos de la fundación. Nunca hemos tenido ninguna queja. Al contrario, la mayoría de visitantes, especialmente los extranjeros, se han mostrado gratamente sorprendidos por el orden y la pulcritud con que se conservan los documentos. Durante estos años, el centro no sólo ha efectuado una labor de catalogación de los materiales existentes, sino que ha estimulado la investigación a través de simposios y la concesión de becas y ayudas económicas. También se ha impulsado la realización de exposiciones (Dalí. Arquitectura; Álbum de familia; Sueño de Venus, etcétera) con el fin de dar a conocer nuevos aspectos de la obra del pintor. Asimismo, se ha desarrollado un trabajo de edición de textos de Dalí, del que son buenos ejemplos Un diari: 1919-1920 u Obra catalana completa. Con esa actividad desplegada, no debe extrañarnos que el centro se haya convertido, en muy pocos años, en un lugar de referencia para los estudiosos de la obra de Dalí de todo el mundo.

2. Gibson, prescindiendo de lo realizado hasta ahora, ofrece en su artículo una visión casi dantesca del funcionamiento de los archivos de la fundación. Debo decir que esa imagen no sólo no concuerda con la del resto de visitantes, sino que incluso contradice al propio Gibson, quien, en los agradecimientos que encabezan su biografía sobre Dalí, publicada en 1997, escribía: "Debo dar las gracias en primer lugar (en Cataluña) a la Fundación Gala-Salvador Dalí en Figueres, sobre todo a Fèlix Fanés, director del Institut d'Estudis Dalinians (sic), que me permitió trabajar en el archivo antes de que estuviera oficialmente abierto a los investigadores, y a su colaboradora Montserrat Aguer" (Londres, 1997; el subrayado es mío). Unos meses después, en la versión castellana del libro, volvía a utilizar términos parecidos en una dedicatoria autógrafa: "Para Fèlix Fanés, con mi agradecimiento por su colaboración. Ian Gibson. Rastabad. 7 de septiembre de 1998".

3. Me cuesta entender cómo alguien que escribe esas líneas es capaz de redactar, ni dos años después, un artículo tan voluntariamente hiriente y ofensivo como el publicado en este periódico. No me explico qué ha podido suceder durante ese breve plazo de tiempo para que la manera de pensar del escritor haya sufrido un vuelco tan considerable. Si la causa de ese cambio -como parece deducirse del artículo- ha sido la irritación que le ha provocado mi interpretación sobre la presencia o no de la imagen de García Lorca en la obra pictórica de Dalí, debo decir al respecto:

a) Gibson parte para descalificarme de una intervención oral mía en una mesa redonda, publicada posteriormente sin imágenes ni aparato crítico. Se trata, pues, de una aproximación muy precaria y parcial al tema.

b) La historia del arte es una ciencia humana, y como tal, sujeta a la interpretación de las fuentes y los hechos. Entiendo que sobre ese asunto -es decir, la presencia o no de García Lorca en la obra pictórica de Dalí-, como sobre tantos otros, no existe una verdad absoluta. Cualquier aportación, siempre que esté fundamentada y bien razonada, deberá ser escuchada.

c) Prosigo, por todo ello, mis investigaciones sobre este tema. Las conclusiones las daré a conocer cuando lo considere oportuno, en una publicación adecuada para el debate científico.-

Director del Centro de Estudios Dalinianos (Fundación Gala-Salvador Dalí).

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