The best of Chet Baker sings

Recordemos al trom- petista blanco cuyo lirismo, advirtió Charlie Parker al interesado, amenazaba con eclipsar a Miles Davis. Chet era guapo y le convencieron para que también grabara su hilillo de voz, con lo que ganó público y fue vituperado por los puristas. Ni caso de estos últimos: Baker siempre había cantado y sus aproximaciones a su inteligente repertorio vocal eran tan imaginativas como sus trabajos instrumentales, por no hablar del valor que requería cantar algunas letras concebidas para intérpretes femeninas. Aquí hay 20 reflexiones melancólicas registradas en Los Ángeles, entre 1953 y 1956; la heroína ya había hecho aparición en su vida, pero todavía no había viajado al fondo del pozo (en 1968 perdió sus dientes en una paliza). Por la insaciable necesidad de dinero, Baker editó discos sin cesar, doloridas entregas de la crónica de una derrota, pero aquí suena a la vez frágil y fresco. DIEGO A. MANRIQUE