_
_
_
_
Tribuna:LA EXTRAÑA PAREJA.
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Ver pasar el misterio

Misterio me parece que Charlton Heston se haya dado a la bebida tan tarde. Así que estaba sobrio cuando hizo de Moisés y convirtió la vara en serpiente y cruzó el mar Rojo con el personal para fundar el Likud

El dueño de la tienda de comestibles donde me surto habitualmente abre su comercio durante todo agosto porque, afirma, es el único mes del año en que sus clientes, bien sean los que le quedan en la ciudad o los turistas de paso, no están de mala leche. Es un sibarita del calendario. A mi manera, yo también lo soy. Desde que he decidido gozar las vacaciones de los otros en mi casa, veo pasar el misterio.Misterio me parece que Charlton Heston se haya dado a la bebida tan tarde, y no para hallar la fuerza necesaria para empuñar la Asociación Nacional del Rifle, que me hubiera parecido una buena razón, sino para ayudarse a trasegar el pollo, como de plástico, que le sirven en tantos eventos sociales como le acontecen. Varias semanas se ha pasado el hombre desintoxicándose y entregado, supongo, a la lectura de catálogos de armas para infantes de guardería. Cuanto más profundizo, más misterioso veo el asunto. Así que estaba tan sobrio, como el imam de Fuengirola, cuando hizo de Moisés y convirtió una vara en serpiente, y la roca en manantial, y se llevó al personal al otro lado del mar Rojo sin que el hecho de que Fernando de Lesseps aún no hubiera nacido le detuviera en lo más mínimo, al fin y al cabo tenía prisa por fundar el Likud. Miedo me da imaginar lo que puede volver a sucedernos, ahora que ha conseguido apartarse de la bebida.

Y es que la gente tendría que beber más. Pinochet, por ejemplo, ha sido durante toda su vida más consumidor de tes ingleses que de licores espiritosos, con la funesta consecuencia de que nunca le temblaron el pulso ni la voz (bueno, la voz sí, pero porque es acantinflada de nacimiento) a la hora de firmar o pronunciar sentencias de muerte.

La falta de morapio es culpable también de que George W. Bush se haya dedicado a la política y vaya por ahí inventando sandeces como lo del conservadurismo compasivo, que sólo a un abstemio compulsivo se le puede ocurrir. Hace 14 años, Bush jr. no era más que un hombre arrogante, infantil, juerguista y bebedor. Dejó de empinar el codo, se dio a la religión como yo me entregaría a George Clooney (que tiene el acierto de beber para olvidar las preguntas tontas que le hacen, según dice), vio la luz al final del túnel y ahora sigue siendo un hombre arrogante e infantil, pero además ha gobernado Tejas repartiendo a mansalva penas de muerte y se dispone a encaramarse a la presidencia de los Estados Unidos con el mismo espíritu alegre y solidario con que aplicó el ojo por ojo de Jehová, de Charlton Heston y del Likud.

Sin embargo, todo hace suponer que la que ahora bebe es su señora. Las mujeres tenemos tendencia a beber para ver la vida color de rosa y a los hombres color príncipe azul. La señora Bush ha dicho públicamente que "George es un líder que inspira lo mejor en los otros y sacará lo mejor que hay en nuestro país", presa del efecto vodka Absolut para futuras primeras damas. La frase es, cuanto menos, confusa. ¿Quiénes son los otros? ¿Aquellos que, como él, ignoran cómo se llaman los presidentes de los países que no son el suyo? ¿Qué es, para Bush, lo mejor? ¿Cómo piensa sacarlo de su país? ¿En forma de bombardeo o de vertido tóxico? Si puedo elegir, prefiero lo primero, que da como más glamour; al fin y al cabo, para lo segundo nos bastamos nosotros.

Tan cierto como que hay mujeres que se entregan a la bebida porque sólo a partir de la media curda pueden soportar el dolor que les produce la depilación al dente impuesta por las compresas de alas autoadhesivas, lo es que algunos hombres mejoran con la ingesta de una oportuna cantidad de alcohol. Líbreme Dios de sugerir que iba entonado, pero, ¿no les parece que la única vez que el ministro Piqué compareció ante las masas con un punto de sex appeal fue cuando descendió del avión en Pekín, ebrio de jet lag ya que no de barra libre, con las mechas al viento y los faldones de la camisa medio fuera del pantalón? Sugiero que si él y su Aznar persisten en que se presente a las elecciones para presidente de la Generalitat (esa Terra Mítica de alegría retrechera que tenemos en la plaza de Sant Jaume), sus asesores de imagen le emborrachen o, en su defecto, le suban a una de las atracciones de Port Aventura, antes de que aparezca en cualquier acto público.

"Hoy estamos, y mañana ya no estaremos", susurra mi tendero, filosófico, mientras me tiende una botella de whisky irlandés que voy a compartir con amigos, brindando por la mala salud de una tal señora Impunidad.Josep Piqué

Un punto de 'sex appeal', con las mechas al viento

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_