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Rusia redobla la seguridad en Chechenia para frenar a los rebeldes

Normalización

Los rusos han reforzado las medidas de seguridad en las localidades de Chechenia ante la posibilidad de que los separatistas traten de tomar alguna ciudad importante, como hicieron en 1996. Entonces, pese a estar aparentemente derrotados y acorralados en las montañas del sur de la república, reconquistaron Grozni el 6 de agosto. El mismo día, el año pasado, unos 300 guerrilleros chechenos cruzaron la frontera con Daguestán con el propósito de crear allí una república islámica independiente, aventura que sirvió de pretexto al Kremlin para desencadenar una nueva guerra en el Cáucaso del Norte.Los rusos tienen bajas diariamente en Chechenia, debido a la táctica de resistencia que han adoptado los rebeldes: tender emboscadas a las columnas militares y poner minas de fabricación casera, que hacen explotar al paso de vehículos con uniformados. Según fuentes médicas rusas, además de los muertos, semanalmente a los hospitales militares en Chechenia llegan entre 40 y 60 heridos.

Los independentistas ahora también incluyen entre sus blancos a los chechenos que colaboran con el Kremlin. Ayer fue asesinado el vicealcalde de Urús Martán con una bomba puesta bajo su coche. Según Mayerbek Vachagáyev, ex representante del presidente checheno, Aslán Masjádov, en Moscú, se trata del primer ajusticiamiento después de que la semana pasada los "comandantes guerrilleros declararon a todos los colaboracionistas traidores a la nación".

A pesar de los temores rusos y de la guerra de minas impuesta por los guerrilleros, la situación en Chechenia es hoy muy diferente a la que existía en 1996. Valeri Manílov, vicejefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas rusas, considera que los separatistas no están en condiciones de lanzar una ofensiva ni de realizar ninguna operación de envergadura. No sólo los grandes destacamentos guerrilleros han sido eliminados, sino que también se destruyó el sistema de mando centralizado separatista; además, están prácticamente bloqueadas las vías por las que podían recibir grandes partidas de armas o de combatientes desde el extranjero; por último, también fue destruida su infraestructura. Todo esto ha hecho que los militares disminuyeran sus efectivos en Chechenia prácticamente a la mitad: de 90.000 a unos 45.000. A pesar de ello, Manílov considera que para poder terminar con los restos de las bandas rebeldes se necesitará año y medio o dos años más.Lo principal, para el general, es poder normalizar la vida en la república y ganarse con ello a la población, que durante su breve independencia tuvo que sufrir un desempleo de más del 80% y la práctica paralización del sistema educativo y médico. Poco a poco, la situación va mejorando en Chechenia: medio millar de pequeñas empresas han comenzado a funcionar, dando trabajo a unas 40.000 personas; unas 200 escuelas han abierto sus puertas, y más de 50 hospitales ya funcionan.

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