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Odio a la democracia

Los terroristas vascos han mostrado una vez más su determinación asesina y su total ausencia de escrúpulos morales. El hombre al que mataron el sábado era un militante de izquierda. Él había defendido, mientras que fue gobernador civil de una provincia vasca, una política de apertura y diálogo, y, además, hablaba en euskera en las ceremonias oficiales. Todo esto, lejos de protegerle, le convirtió en objetivo de los pistoleros de ETA.Porque los terroristas vascos no sólo han aprovechado la pseudo tregua que declararon para reorganizar sus comandos, sino también han cambiado sus objetivos. En lugar de sus víctimas habituales, escogidas entre los "aparatos represivos", policiales o militares, ahora apuntan a los cuadros políticos del Estado de Derecho, tanto si han sido elegidos democráticamente como si sirven a la democracia como funcionarios. (...)

El que el recuento de votos electoral haya mostrado que los simpatizantes de la violencia de ETA no pasan de un elector por cada seis, hace que la banda terrorista ataque ahora a los representantes de la democracia. (...)

Los partidos nacionalistas vascos, empezando por el PNV (...), han tardado demasiado en distanciarse. Su indulgencia con los extremistas rozaba la complicidad. Al declarar que ETA "está de sobra" y que "prostituye los ideales vascos", el jefe del Gobierno vasco ha, por fin, tomado nota del impasse en el que los asesinos amenazaban con meter a las tres provincias vascas. Porque (...) lo que les anima es primero y sobre todo su odio visceral a la democracia.

París, 31 de julio

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