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Reportaje:VERANO 2000ALFARERO- Juan Pablo Tito

Barro en las manos

Juan Pablo Tito está investigando los azules cobalto que decoraban la artesanía del siglo XVI para aplicarlos a sus propias obras. Forma parte de una familia de alfareros de Ubeda que ha alcanzado prestigio nacional con las obras realizadas a lo largo de muchos años después de dedicar incontables horas al estudio de las piezas que aparecen en libros o en yacimientos arqueológicos. Juan Pablo puede dedicar ahora más tiempo al estudio que en pleno invierno, la temporada más fuerte para el turismo de interior en Ubeda.Su padre, Juan Tito reflexiona en voz alta mientras maneja el torno: "Ante la vida somos todos iguales, pero dinero no tenemos el mismo". La idea le viene cuando menciona el turismo nacional, el que más predomina en los días de verano por Ubeda. Se gasta menos en alfarería.

Juan ha dedicado más tiempo de investigación en la cerámica árabe, en la que ha encontrado muchos restos de color verde, el que él más utiliza. Pero su hijo, al seguir la tradición artesana, ha querido encontrar una identidad propia y sus inquietudes se dirigen más hacia el Renacimiento y el mundo ibero. "Una generación tras otra de artesanos no puede hacer siempre lo mismo, los jóvenes tenemos que innovar y buscar nuestra propia identidad".

A pesar de que encuentra poca documentación sobre los objetos y decoración iberas, Juan Pablo Tito recrea lo que cree que se podía utilizar a partir de lo analizado en documentos de Levante y de los fragmentos que se van encontrando en lugares como Ubeda la Vieja. La geometría ibera es una de sus fuentes de inspiración.

Padre e hijo aprovechan las horas de apertura de la tienda de venta y de exposición para ir trabajando, terminando de decorar algún plato o dar forma a algún jarrón. Mientras lo hacen, conversan con todo el interesado en saber algo más de su trabajo, de la alfarería o de la artesanía en general.

Así cuentan que la alfarería empezó a tener carácter artístico por los años 60, cuando las piezas de uso doméstico dejaron de ser artesanas y se multiplicaron las industriales.

Cuando el agua se generalizó en las viviendas particulares se recuperó la alfarería artística "y las piezas se empiezan a mimar mucho más". Ahora el color de moda, apuntan padre e hijo, es el verde. Es el que más atrae la mirada del visitante que estos días se acerca hasta la alfarería para llevarse un recuerdo de sus vacaciones en Ubeda.

Una pieza de las que cuelgan de las paredes en forma de plato enorme lleva un trabajo mínimo de dos horas. Juan Pablo pasa cuidadosamente las manos entre el barro todavía húmedo para dar formas y diseñar los grabados de inspiración en diferentes épocas.

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