Ibarretxe admite que la apuesta por el diálogo ha fracasado y se impone una nueva etapa
El lehendakari, Juan José Ibarretxe, reconoció ayer en Vitoria, tras el último consejo de su Ejecutivo antes de las vacaciones, que el recrudecimiento del terrorismo en las últimas semanas ha dado al traste con la apuesta política por el diálogo abierta con el Pacto de Lizarra, y admitió que, en estos momentos, se abre una "nueva" etapa que habrá que recorrer "de manera diferente". Ibarretxe subrayó que entre esas nuevas vías no está el adelanto electoral que propugna el PP, ya que ni unos nuevos comicios ni el relevo del nacionalismo en el Gobierno vasco acercarían la paz o cortarían la ofensiva de ETA.
Ibarretxe compareció al tiempo que se daba a conocer la segunda parte del Euskobarómetro realizado por la Universidad del País Vasco, referida a la estimación de voto ante unas posibles elecciones vascas. El sondeo da como ganador de nuevo al PNV, aunque, por primera vez, los escaños no nacionalistas aventajarían a los nacionalistas.El lehendakari subrayó que se ha abierto "otra etapa", lo que debe ser aceptado por todas las fuerzas políticas, que también deben plantearse nuevas estrategias. Reconoció el fracaso del intento de final dialogado de ETA, pero se reafirmó en la necesidad de nuevos intentos, que habrá que abordar de manera "necesariamente distinta", incluso en el caso de que se produjera una nueva tregua.
Tras insistir en su conocida receta de "no violencia y diálogo", el presidente del Gobierno vasco volvió a mostrar su preocupación por la negativa del PP a entrevistarse con él. Afirmó que el momento requiere de "verdaderos estadistas", y resaltó la importancia, incluso por encima de las ideas, de "las personas y los talantes". También pidió mentalidades que vayan más allá de la "necesaria, pero estrecha visión policial". En este último terreno, declaró que la Ertzaintza "seguirá en estado de máxima alerta" y potenciará la cooperación con las otras fuerzas de seguridad, ante el convencimiento de que ETA proseguirá su escalada.
El lehendakari reiteró su negativa al adelanto electoral, que no resultaría "conveniente ni eficaz" en el principal problema vasco: la búsqueda de la paz. "Se trata de qué hacer para evitar muertos", afirmó y acusó al PP de practicar el "quítate tú para ponerme yo" y trasladar falsamente a la ciudadanía las elecciones anticipadas como "elixir de todos los males". Al PP, dijo, "le importa poco dividir, con tal de tener un 1% más de electorado". Sobre sus planes para septiembre, Ibarretxe apuntó que su Gobierno puede ganar estabilidad, aunque no logre pactos parlamentarios "estructurales", si puede encontrar los necesarios apoyos "puntuales".
La apuesta de Ibarretxe de continuar la legislatura y su convencimiento de que el mapa político vasco no variaría de modo determinante con un adelanto electoral se vieron en cierta medida respaldados ayer con el resultado de un sondeo de estimación de voto realizado por la universidad vasca, dentro de la misma encuesta que reveló la disposición de un 15% de ciudadanos a abandonar Euskadi.
Según el sondeo, cuya recogida de datos se efectuó entre el 5 y el 16 de junio, inmediatamente después del asesinato en Durango del concejal del PP Jesús María Pedrosa, un 68% de los vascos prefiere que el actual gobierno agote la legislatura, frente a un 22% que desearía unos comicios inmediatos. La opción es mayoritaria en los electorados de todas las fuerzas políticas. Además, un 70%, incluidos dos tercios de los votantes del PP, piensa que el PNV volvería a ganar si se celebrasen ahora unas elecciones. Sólo un 12% cree que ganaría el PP, e incluso entre los votantes de este partido apenas un 26% cree en su victoria.
El PNV salvaría su posición de primer partido y repetiría sus actuales 21 escaños, beneficiado por la bajada de EH y EA, que perderían tres y uno respectivamente. Le seguiría muy cerca, con 20 parlamentarios, el PP, que ganaría cuatro, y sería el único partido en mejorar resultados en porcentaje de votos y en escaños en las tres provincias. Los socialistas serían la tercera fuerza, estabilizados en sus 14 parlamentarios, mientras IU podría obtener 3 credenciales por las posibilidades de recuperar su escaño de Guipúzcoa. Unidad Alavesa perdería uno de sus dos electos.
De esta forma, sí cambiaría la relación de fuerzas entre nacionalistas y no nacionalistas, que en las elecciones de 1998 se mantuvo invariable con respecto a los comicios anteriores: 41 escaños para los primeros (sumados PNV, EA y EH), frente a 34 de los segundos (PP, PSE-EE, IU y UA), de los 75 que componen la Cámara. Unas elecciones ahora convertirían a este último bloque de partidos en mayoritario por la mínima, ya que sumarían entre todos 38 parlamentarios, frente a los 37 que sumarían los nacionalistas.
El PNV ganaría en Vizcaya y en Guipúzcoa, mientras el PP sería de nuevo el partido más votado en Álava. Es su posición en este territorio lo que le permite un notable avance, facilitado por el sistema igualitario de reparto de escaños por territorios en el País Vasco. Cada una de las provincias vascas tiene 25 diputados. Así, el PP obtendría en Álava 9 escaños, casi la mitad de su representación total.
Los autores del trabajo, el equipo de investigación Euskobarómetro del departamento de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad Pública Vasca, estiman que ese resultado constituiría un "empate virtual" entre uno y otro bloque y que sólo una coalición mixta de nacionalistas y no nacionalistas dotaría de estabilidad al futuro Gobierno vasco.
Es de resaltar también que el castigo del electorado hacia EH por la reanudación de los atentados de ETA y su negativa a desmarcarse de ellos se salda con la pérdida de sólo 3 escaños (pasaría de 14 a 11) y su retroceso a la cuarta posición tras perder Guipúzcoa. EA continuaría su tendencia declinante, y UA quedaría al borde de la desaparición por el empuje del voto útil al PP .
La posición socialista, que no considera una prioridad el adelanto de las elecciones vascas, aleja esta posibilidad y ese simple hecho ofrece un horizonte algo más tranquilo para septiembre a Ibarretxe, en la medida en que deja solo en esa reivindicación al PP. El lehendakari fue prudente en sus referencias al PSOE, cuyo concurso en el proceso de paz y "para el futuro de la comunidad vasca" calificó de "muy importante".
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