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Los radicales pintan con insultos los caballos de un cargo del PP al que ETA ha intentado matar

Santiago Abascal, portavoz del Partido Popular en las Juntas Generales de Álava -el Parlamento provincial-, vive todos los fines de semana desde hace años pendiente de cuándo arrojaran los radicales afines a ETA un cóctel mólotov contra su casa, en Amurrio (Álava). Sin embargo, ayer por la mañana descubrió con horror cómo los violentos se habían cebado en uno de sus bienes más queridos: sus caballos, a los que cubrieron de pintadas insultantes contra su persona y a favor de ETA. "Me siento como un judío en la Alemania nazi", comentó resignado.

Además de portavoz en las Juntas Generales, Abascal, de 50 años de edad, es presidente del PP de Ayala -la zona más nacionalista de Álava- y concejal del PP en Amurrio, un pueblo con cerca de 8.000 habitantes gobernado por EA. Dos intentos de asesinato, frecuentes pintadas amenazantes en las calles y en el portal de su casa y varios ataques al comercio de ropa que regenta en Amurrio, éste es el panorama al que se enfrenta Abascal, quien ha visto cómo en uno de los sabotajes, los radicales carbonizaron su negocio. Las pérdidas se elevaron a 19 millones de pesetas. Después de aquéllo, le han vuelto a reventar las lunas del escaparate. Pero hasta ahora, sus tres caballos -"mi única afición y pasión, después de la familia y los amigos"- no habían sufrido ningún ataque. Casi todos los domingos sale al monte a cabalgar. Los caballos están en una campa vallada, al aire libre, en las afueras del pueblo. Abascal estaba preparado ayer por la mañana para ir a montar, cuando la Ertzaintza le llamó y le dijo lo que había ocurrido: en los lomos de los caballos aparecían frases como "Abascal cabrón", "Abascal hijo de puta" y "Gora ETA [viva ETA]". Además, en la puerta de entrada a la finca, una amenaza explícita: "Abascal, te queda poco ya". Los animales estaban estresados y presentaban algunos golpes, producidos seguramente al intentar huir de los agresores, según indicó el concejal del PP.

"No tengo derecho a mi vida, no tengo derecho a trabajar, ni a tener amigos y ahora hasta me quieren quitar lo único que me distrae". A pesar de estos lamentos, Abascal tiene muy claro que no va a dejar sus responsabilidades en el PP porque "sería defraudar a los cientos de personas que ETA ha asesinado. Yo estoy en la política desde el año 1978. He ido intruduciendo en esto a muchos compañeros. Si yo me voy, ¿con qué valor les pido a ellos que sigan?. Seguiré trabajando en Amurrio, aunque sea malviviendo, antes de tener que arrodillarme ante ETA", asegura.

Ataques a cajeros

Por otra parte, la violencia callejera se cebó durante la noche del sábado y madrugada del domingo contra entidades bancarias de las localidades de Arrigorriaga, Basauri y Galdakao, repartidas en un radio de menos de 10 kilómetros en la provincia de Vizcaya. Sobre las 23.30 horas, una sucursal de La Caixa de Basauri recibió el impacto de varios artefactos incendiarios que dañaron el cajero automático. Minutos más tarde fue atacada de forma similar una oficina del BBVA, situada en una calle cercana de la misma localidad. Aproximadamente a la misma hora, en el barrio de Usánsolo, en Galdakao, unos desconocidos prendieron fuego a otro cajero del BBVA, después de rociarlo con líquido inflamable. En Arrigorriaga, el policía municipal Ángel Ruiz Otero resultó herido al recibir el impacto de un artefacto incendiario al intentar proteger uno de los cajeros atacados. El agente quedó ayer ingresado en el Hospital de Cruces, con quemaduras graves en su pierna derecha, y será operado para practicarle un injerto de piel. El herido, domiciliado en Basauri, tiene 51 años, esta casado y es padre de dos hijos.

Otro policía municipal, que sufrió quemaduras leves en un brazo al socorrer a su compañero, fue dado de alta después de ser curado de sus heridas. Los dos agentes acudieron sobre las 11.30 de la noche a la calle Urgoiti, donde un grupo formado por unos 12 encapuchados había lanzado bombas incendiarias contra cajeros automáticos de las sucursales del BBVA y el BSCH, en una noche de celebración de las fiestas patronales. Al increpar a los jóvenes, los policías fueron atacados con los mismos materiales que usaban contra los cajeros. "Un cóctel le alcanzó el pie y prendió fuego a la pernera del pantalón", relató un policía. "El compañero que iba con él se quemó el brazo al acudir a socorrerle e intentar apagar las llamas". El alcalde de Arrigorriaga, Alberto Ruiz de Azua, del PNV condenó ayer "con más rotundidad que nunca" el ataque.

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