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El despido de un directivo abre una crisis en la fundación de la SEPI

Jordi Jaumandreu, responsable del Programa de Investigaciones Económicas (PIE) de la Fundación Empresa Pública hasta hace tres semanas, ha acusado a la dirección de esta fundación, compuesta por el director, Francisco Prada, y el subdirector, Francisco Rodríguez- Morenza, de "vaciar de contenido investigador a esta entidad y de desviar el verdadero objetivo para que fue creada la fundación" dependiente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).

Jaumandreu, que ha trabajado en el programa 16 años y que lo ha dirigido en los últimos cuatro años y medio, fue despedido el pasado 23 de junio a través de una carta firmada por Francisco Prada en la que se señalaba su "obstinada oposición a las directrices marcadas por la Dirección General en cuanto al Programa de Investigaciones Económicas en particular y a la orientación general de la institución". Prada fue nombrado director de la fundación en mayo de 1998 por el actual presidente de la SEPI, Pedro Ferreras, en sustitución de Julio Segura. Este relevo estuvo salpicado de fuertes connotaciones políticas. Jordi Jaumandreu reconoce que en los últimos meses habíamantenido divergencias con el sistema que Prada quería implantar. "El pasado mes de enero el director comunicó al Patronato de la fundación (órgano que la gobierna) que quería desplazar de la fundación la investigación básica por ser una actividad cara y falta de aceptación social", señala Jaumandreu, que cuenta con el apoyo de todos los investigadores del PIE. En enero, Jaumendreu se dirigió al Patronato para exponer sus tesis y no ha recibido respuesta.

Prada ha confirmado que su modelo de investigación pasa por adaptarse más a las necesidad reales de la economía y en este sentido apunta que el modelo sería el estudio que se acaba de realizar y presentar para crear una Central de Balances en la Comunidad de Madrid.

Las relaciones de la dirección de la Fundación Empresa Pública con el PIE experimentaron un giro súbito a finales de 1999 cuando la gestión de las inversiones financieras (en cuyos resultados se basa la financiación de la institución) arrojó un resultado exiguo. A juicio de Jaumandreu, la gestión de los 2.300 millones de pesetas que constituyen las inversiones financieras temporales de la fundación la realiza la dirección ejecutiva, lo que resulta un procedimiento caro y provoca que se decida sobre las actividades con más atención a los criterios financieros que a los fundacionales. En este sentido, Jaumandreu señala que el coste neto del PIE para el año 2000 estaba calculado en 45 millones de pesetas y el coste de la dirección ejecutiva (director y subdirector) está presupuestado en 54 millones.

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