"No busco estilos, sino artistas"

Nacido en Jerez en 1961, es uno de los intérpretes más inquietos del panorama flamenco actual. Tras discos prometedores como Jucal, Flamenco en Nueva York o El gallo azul, su confirmación llegó con el impecable álbum Calima. Acaba de grabar para Alemania el segundo volumen de la serie Jazz España. Veranea en Sanlúcar, donde imparte clases de lo que mejor sabe hacer.Pregunta. Eso de pasarse el día tocando una silueta femenina, ¿no es mucha concupiscencia?

Respuesta. Algo de eso hay. La guitarra tiene mucha similitud con la mujer. Siempre te lo va a poner difícil, llegar a ella es un camino muy sacrificado. Pero también recompensa tus esfuerzos.

P. Dicen que los flamencos son gente difícil, ¿es mejor conocerlos en persona, o conformarse con los discos?

R. Los hay de todas clases. Depende de la persona y, sobre todo, de la educación que haya recibido.

P. ¿Qué habría sucedido si Sabicas y Benny Moré se hubieran conocido?

R. Pues que hubieran echado un ratito muy bueno. El encuentro entre el flamenco y la música latina era inevitable, pero creo que él no estaba por la fusión.

P. Confiese un estilo de música que le resulte insoportable.

R. Nunca busco estilos, sino personas, artistas verdaderos. Puede que haya un tipo de rap que no me guste nada, y en cambio me encanta lo que hace gente como 7 Notas 7 Colores.

P. ¿Qué palo habría que tocarle a los intolerantes?

R. Yo no les tocaría nada, más bien pienso que habría que meterlos en algún agujerillo y taparlos.

P. Freud decía que hay que matar al padre, ¿es Paco de Lucía ese objetivo para los guitarristas de hoy?

R. Ni muchos menos, aunque siga siendo el más grande. Es nuestro referente, pero cada uno está escribiendo su propio libro.

P. ¿Se imagina a una máquina que toque mejor que usted?

R. Sí. La máquina toca siempre perfectamente, y ha quitado mucho trabajo. Pero la guitarra es muy humana, y lo de la máquina es tan horroroso...