El Gobierno deja para después del verano el primer contacto con el líder socialista
El Gobierno ha decidido aplazar hasta después del verano el primer contacto oficial del presidente, José María Aznar, con el nuevo líder del PSOE que surja del congreso federal que el partido celebra este fin de semana. La decisión se ha tomado tras sondear con dirigentes socialistas la conveniencia de una entrevista para los próximos días.Aznar sí se verá la semana que viene, sin embargo, con dos de los barones regionales socialistas: el presidente de Baleares, Francesc Antich, y el de Aragón, Marcelino Iglesias. No hay cita prevista, sin embargo, con José Bono, el presidente de Castilla-La Mancha y candidato a la secretaría general socialista. La charla con Bono se ha pospuesto no sólo porque existe la posibilidad de que el presidente castellanomanchego salga elegido secretario general y abandone la presidencia autonómica, sino porque Bono podría tomar esta última decisión incluso si sale derrotado frente a alguno de los otros tres aspirantes.
El portavoz del Gobierno, Pío Cabanillas, fue ayer muy respetuoso con el proceso congresual que vive el primer partido de la oposición. Tras el Consejo de Ministros, se le preguntó varias veces por esa convención, e incluso por la posibilidad de que el futuro máximo interlocutor del PSOE resultase elegido con un respaldo escaso. Cabanillas no se salió del guión. Habló de la importancia del cónclave "para el PSOE y para la vida democrática del país" y ratificó que al Ejecutivo lo que más le preocupa es que el futuro secretario general socialista, al margen del resultado que coseche en la votación de hoy, esté dispuesto "al diálogo y al consenso". En ese sentido, se mostró "esperanzado".
Cabanillas no quiso profundizar ni sobre el método elegido por la Comisión Política del PSOE para votar al futuro líder en una sola vuelta ni sobre la fuerza real que puede arrastrar el nuevo secretario general si es proclamado con un apoyo menguado de los delegados. Comentó que sobre esas "especulaciones sería en este momento aventurado" decantarse. Incluso bromeó cuando se le planteó la hipótesis de si el PP querría copiar ese método dentro de unos años, cuando tenga que resolverse la sucesión de José María Aznar. Cabanillas, entonces, sí relegó unos instantes su permanente discreción, y su aparente escaso interés por la polémica, para ironizar sobre si la pregunta requería saber si el PP implantaría ese sistema o sobre si el futuro líder popular también podría salir de su congreso "debilitado".
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