El resultado del anterior congreso saltó por los aires
Todos los cabezas de delegación se referirán al devenir del PSOE en los últimos tres años, es decir, desde aquel 22 de junio de 1997 cuando los compromisarios del 34º congreso eligieron a Joaquín Almunia como secretario general en sustitución de Felipe González. La historia de los socialistas en los últimos tres años no ha sido alegre para sus militantes y dirigentes, tal y como se pondrá hoy de manifiesto en las intervenciones obligadas de sus dirigentes tras el informe político del presidente de la Comisión Política, Manuel Chaves. Sólo un año después de la celebración de ese congreso, los resultados saltaron por los aíres al convocar Almunia unas primarias para elegir al candidato a la presidencia del Gobierno. Todos los barones consideraron innecesario ese proceso pero el secretario general quiso someterse al referendo de los militantes. Surgió José Borrell y los militantes le prefirieron como cartel electoral en contra de la opinión de sus secretarios regionales, con la excepción del extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra, que se declaró "en sintonía con los militantes". Desde ese momento, todos los barones territoriales reconocieron que la ejecutiva federal presidida por Joaquín Almunia estaba en precario y que los resultados del 34º congreso, en la práctica, inválidados. Los líderes territoriales fueron más autónomos que nunca ya sin el predicamento que sobre sus decisiones tuviera antaño Felipe González. Los cuatro candidatos se comprometen a recuperar "la autoridad" de la ejecutiva, lo que hace enarcar las cejas a algunos barones.
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