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Vuelo a Islandia en 28 horas

F. Javier Barroso

El burgalés Roque Alonso había planeado con mucha antelación sus vacaciones. Quería visitar Islandia durante 15 días, por lo que había organizado un apretado programa de excursiones. Las previsiones de este viajero se truncaron cuando en el mostrador de facturación le dijeron que el Boeing 737 que le llevaría desde el aeropuerto de Barajas hasta Reikiavik no había salido del aeródromo islandés. Alonso, al igual que los 109 pasajeros restantes, desconocía entonces que tardaría 28 horas en poder salir hacia su destino y que había perdido en el camino sus dos primeros días de vacaciones. El ir y venir acababa de comenzar.Los problemas para los pasajeros del vuelo Madrid-Reikiavik comenzaron el lunes al mediodía. Nada más facturar el equipaje, les avisaron de que el avión tenía falta de presión en la cabina y que no podría despegar hasta la noche. "Primero nos dijeron que saldría de Islandia a las cinco de la tarde [hora española] y que alrededor de las nueve y media despegaríamos nosotros, pero nadie lo confirmó", señaló Rafael González, otro pasajero afectado. El plan falló.

Los 110 viajeros fueron alojados en el hotel Barajas. Cuando estaban a punto de dormirse, a medianoche, surgió de nuevo la esperanza. El Boeing 737 había despegado de Reikiavik a las once de la noche (hora peninsular) y el pasaje podría salir de madrugada. A las dos, en pleno sueño, los teléfonos de las habitaciones despertaron a los pasajeros. Una hora más tarde comenzaban a embarcar en Barajas.

Todo indicaba que la pesadilla terminaba. Nada más lejos de la realidad. Todo el pasaje se encontraba a los pies del avión, dentro de dos autobuses, cuando la tripulación les hizo esperar otros 15 minutos. De repente, el avión se quedó a oscuras. Un fallo en el sistema eléctrico impedía de nuevo el despegue. Los autocares les devolvieron a la terminal. Esta vez, también les endosaron los equipajes. "Hemos recibido un trato vergonzoso. Nadie nos decía lo que pasaba. Nos han dejado en la sala de espera hasta las nueve de la mañana, con un frío [por el aire acondicionado] que pelaba", se quejaba Pilar Albéniz. Los 70 pasajeros islandeses compraron otros billetes y volaron con compañías de la competencia.

Los 40 pasajeros restantes volvieron al hotel, pero, en este caso, al Centro-Norte, junto a la estación de Chamartín. Los nervios estallaron. Algunos pasajeros renunciaron a volar en un avión que había sufrido dos averías en tan poco tiempo. Otros pedían altas indemnizaciones por los perjuicios que les habían causado. Exigían las 100.000 pesetas del billete de ida y vuelta más otras 50.000, de regalo.

Al final, el Boeing 737 despegó a las 18.20 de Barajas. Eso sí, con unos pasajeros que no pudieron disfrutar de sus primeras 28 horas de vacaciones.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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