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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Asesinato en Málaga

José María Martín Carpena, concejal del Partido Popular del Ayuntamiento de Málaga, murió ayer abatido a tiros, en lo que se trata, según la mayoría de los indicios, del quinto atentado con víctimas mortales de la organización del fascismo vasco ETA desde la finalización del alto el fuego. El asesinato a tiros, ante su propia familia, del representante de los ciudadanos malagueños sucede apenas cuatro días después de la colocación de un coche bomba en el centro de Madrid que afortunadamente no produjo víctimas. Las últimas actuaciones de la banda totalitaria no dejan lugar a dudas: ETA se halla en plena campaña de presión violenta, que esta vez ha querido trasladar fuera del País Vasco sobre los representantes de los ciudadanos y específicamente sobre el Partido Popular.La nueva acción asesina se produce apenas unas horas después de una asamblea nacional del PNV en la que el partido nacionalista intentó una vez más mantener sus equilibrismos entre las declaraciones en contra de la violencia y su colaboración con Euskal Herritarrok, la coalición electoral que presta su apoyo político a los asesinos. El PNV anunció la ruptura de sus acuerdos municipales con EH en Guipúzcoa en caso de que la formación radical no apoyara una moción a favor de los derechos humanos, pero a la vez estos mismos días ha intercambiado borradores con EH para seguir explorando la vía soberanista y ha aprobado el plan de actuación de la asamblea de municipios vascos. El obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, que actuó de mediador entre ETA y el Gobierno en la única entrevista mantenida durante el alto el fuego, dio ayer, antes de conocerse el asesinato, la respuesta exacta que merecen el Gobierno vasco y el PNV al hartazgo de violencia y muerte que están perpetrando sus socios de la organización terrorista. El obispo apeló "al deber moral de adoptar posiciones netas en este fenómeno perturbador" y pidió para las personas que sufren las amenazas y la presión terrorista "el apoyo público de sus autoridades y de sus conciudadanos", cosas ambas que sólo serán efectivas si el Gobierno de Juan José Ibarretxe rompe de forma tajante cualquier tipo de relación con los abanderados de ETA, que le han venido proporcionando votos y apoyos políticos y parlamentarios.

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