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Atacada con un artefacto incendiario la vivienda del vicepresidente de UPN

Los proetarras intentaron ayer causar víctimas en plenas fiestas de San Fermín de Pamplona. Un potente artefacto explosivo incendiario provocó graves daños materiales en la vivienda del diputado navarro de UPN José Cruz Pérez Lapazarán, vicepresidente del partido regionalista desde 1997, y una segunda bomba incendiaria, colocada en esta ocasión en un cajero automático del BBVA, en el barrio de San Juan de la capital navarra, pudo ser desactivada por artificieros policiales antes de que explosionara.Sobre las cuatro de la madrugada, un artefacto casero formado por dos bombonas de cámping gas, de 190 gramos cada una, a las que se había adosado un recipiente metálico que contenía cinco litros de líquido inflamable, hizo explosión en el rellano de la quinta planta del número 7 del paseo de Sarasate, en pleno centro de la ciudad.

La bomba casera, colocada junto a la puerta de la vivienda del vicepresidente de UPN, la letra C, fue activada mediante una mecha retardada a la que los autores del artefacto prendieron fuego antes de darse a la fuga. Sin embargo, las bombonas de butano no llegaron a explosionar. Quedaron deformadas por el incendio que se desató tras una violenta explosión de la garrafa de gasolina que reventó la puerta de seguridad con que cuenta el domicilio del diputado navarro, de 51 años. Una nube de humo y gases ennegreció la escalera y desató el miedo de los escasos vecinos del inmueble.

Tras enterarse del atentado contra su domicilio, Pérez Lapazarán subrayó que ETA "persigue amedrentar a toda la sociedad e imponer sus ideas a base de la violencia e incluso la eliminación física del adversario". El diputado estaba fuera de Pamplona de vacaciones. El PNV de Navarra también criticó la "sinrazón" de estos ataques.

Poco después, artificieros del Cuerpo Nacional de Policía lograron desactivar un segundo artefacto casero que había sido colocado en el interior de un cajero automático en el barrio de San Juan de Pamplona. Numerosas dotaciones policiales acordonaron la calle a las ocho de la mañana y pidieron a los vecinos que no salieran a ventanas y balcones. Hora y media después se levantó el cordón policial tras desactivar el artefacto, compuesto por una pequeña nevera portátil con cinco litros de gasolina y un cigarrillo encendido como detonante. Avisada por un viandante, la policía logró retirar el cigarrillo y evitar la explosión.

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