El gobierno de Guipúzcoa anima a la patronal a resistir al chantaje etarra
El diputado general de Guipúzcoa, Román Sudupe, y dos de sus diputados forales acudieron ayer a la sede de la patronal guipuzcoana, Adegi, para transmitirles una declaración institucional aprobada por la Diputación en la que animan a "resistir" al empresariado sometido al chantaje del impuesto revolucionario de ETA. La organización terrorista ha enviado en las última semanas una nueva oleada de cartas de extorsión y ha lanzado dos avisos, en Getxo y Ordizia, al sector empresarial. Los pequeños industriales pidieron a su vez a los políticos de distintos partidos que incrementen el diálogo y fomenten los puntos de encuentro.
El atentado con una bomba lapa contra el hostelero de la localidad guipuzcoana de Ordizia, Juan Bautista Rubio, en el que resultó ilesa su hija el pasado viernes, puso en primer plano el chantaje que ETA está sometiendo a centenares de pequeños industriales, así como a profesionales liberales guipuzcoanos a los que ha exigido el impuesto revolucionario desde que rompió la tregua. Días antes, la banda había mandado otro aviso al sector empresarial, esta vez en el barrio de Las Arenas, en la localidad vizcaína de Getxo, lugar de residencia de muchos de los grandes nombres de la oligarquía vasca. El diputado general de Guipúzcoa, Román Sudupe, acudió ayer a la sede de la patronal guipuzcoana, Adegi, donde mantuvo una reunión privada con su junta rectora, que fue posteriormente calificada de "cordial y próxima" por algunos asistentes a la misma. Junto al presidente de Adegi, Juan María Corta, se encontraban 40 empresarios que componen esta junta. Román Sudupe estaba acompañado del primer y segundo teniente de diputado general, Joaquín Villa y José Ramón Beloki.
En su alocución previa a la reunión, Sudupe planteó en directo, sin retórica, que era conocedor de la campaña de extorsión que los empresarios están sufriendo y les aseguró que la sociedad está con ellos. "Con el respeto que nos merecen nos atrevemos a pedirles que se resistan ante el chantaje", les dijo. "Porque, al margen de cualquier juicio moral que corresponde al ámbito individual, ceder en un momento determinado ante el chantaje en realidad no es útil, no sirve, no constituye ninguna garantía real. Además, ninguna sociedad, ningún país próspero y libre se puede construir sobre los cimientos de la extorsión", añadió el diputado general.
Métodos de la mafia
Sudupe también tuvo fuertes palabras de condena contra ETA y su método de recaudación a través del impuesto revolucionario, que ha sido una práctica de financiación utilizada por la banda terrorista durante las dos últimas décadas. Según Sudupe, el impuesto revolucionario "pone de manifiesto la parte más siniestra del proceder de esa organización, que utiliza los métodos propios de la mafia para extender el miedo". El presidente de la patronal guipuzcoana, José María Korta, respondió a Sudupe que, a pesar del sistemático chantaje al que se ha sometido al empresariado guipuzcoano, ellos han "continuado al frente de sus empresas". "Invirtiendo aquí, generando proyectos de futuro y, todo ello, en muchas ocasiones, en la soledad e incomprensión de muchos", agregó Korta.
Korta dirigió una petición muy clara al diputado general: que trasladara en nombre de Adegi a los representantes políticos de los diferentes partidos "la necesidad de incrementar el diálogo, los puntos de encuentro y fomentar lo que a todos nos une en lugar de avivar nuestras diferencias. Desechando el lenguaje descalificatorio, de confrontación y polémica permanente que general frustración".
El presidente de la patronal guipuzcoana tuvo un reconocimiento para el gesto del gobierno foral guipuzcoano que había acudido a su sede a prestarles su apoyo y conocer su estado de ánimo, y aseguró que el talante y la actuación de Román Sudupe "simbolizan lo que les acabo de referir".
La reunión mantenida a puerta cerrada discurrió en un "buen ambiente" , con un trato de "mucha proximidad y familiaridad". Los empresarios saben que el chantaje al que les somete ETA está muy generalizado entre el pequeño y mediano empresario así como entre profesionales liberales, pero transmitieron su sentimiento de sentirse al menos "arropados" por su gobierno local.
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