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Pujol pide que sean las autoridades chinas las que marquen el ritmo hacia la democracia

Once años después de que las autoridades de China aplastaran la revuelta estudiantil de la plaza de Tiananmen de Pekín, en junio de 1989, el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, pisó ayer de nuevo tierra de este país. Pero lo hizo en la próspera ciudad de Shanghai y evitando denunciar en público la vulneración de los derechos humanos. Privadamente, en rueda de prensa, Pujol se explayó en sus críticas al régimen, pero reclamó un cierto beneplácito de la comunidad internacional para que sea el Partido Comunista Chino (PCCh) el que marque el ritmo de la transición democrática. La misma opinión defenderá hoy Pujol en su entrevista con el gobernador de Shanghai, Xu Kuangdi.

"La liberalización económica conducirá inexorablemente a la apertura política", afirmó ayer el presidente de la Generalitat durante su primer día de visita oficial a Shanghai -vivo ejemplo de la modernización que ha experimentado China en la última década- para intentar demostrar que las reformas emprendidas por el régimen de Jiang Zemin no tienen vuelta atrás en la esfera económica y que en el campo político la democracia se encuentra al final del camino. En opinión de Pujol, la libertad de mercado es directamente proporcional a las garantías democráticas que existen en un país. "Cuanta más libertad de mercado, más democracia", afirmó.Pero todo proceso, incluso el político, tiene sus fases. Y por este motivo el dirigente nacionalista defendió la necesidad de que no se apremie ni presione a las autoridades chinas. "Algunas personas querrían que fuese de hoy para mañana. Pero si se dice que hay que darle tiempo a Fidel Castro para la evolución política, también hay que concedérselo a China", sentenció. Más cuando, en opinión de Pujol, el PCCh aplica una liberalización económica que "llevará a China a la democracia" y Castro no lo hace en Cuba.

Cooperación con Cuba

"Pero a Cuba se le aplica un bloqueo y a China se la trata como nación más favorecida", se le planteó directamente al presidente. "Mire", respondió, "nosotros no bloqueamos a nadie, Subirà ha viajado a Cuba al igual que otros consejeros y nosotros tenemos diversos proyectos de cooperación". Sea como fuere, Pujol expresó su deseo de que el gigante asiático se transforme en una democracia de pleno derecho.Pujol transmitirá hoy al gobernador de Shanghai su malestar por la vulneración de los derechos humanos, cumpliendo así lo estipulado por la Unión Europea, que obliga a los mandatarios políticos de los Quince a abordar esta cuestión en sus relaciones con China. La queja, sin embargo, se limitará al ámbito privado porque ayer, en una conferencia pronunciada en la Escuela Internacional de Negocios Hispano-China -que codirige el Instituto de Estudios Superiores de la Empresa-, Pujol evitó referirse a ello y esquivó una pregunta al respecto.

El presidente tuvo una gran oportunidad, porque una parte de su intervención la empleó en ensalzar los valores morales de la sociedad china y además el anfitrión del acto, Liu Ji, presidente ejecutivo de la escuela y uno de los consejeros de Jiang Zemin, ha apostado en diversas ocasiones por que el régimen amplíe las cuotas de libertad. En concreto, en una entrevista a la agencia oficial de noticias china, declaró: "Cuando el pueblo cree suficiente el vestido y la comida y además está educado, quiere expresar sus puntos de vista. Si el partido comunista quiere servir al pueblo y estar en la línea de los nuevos tiempos, tiene que adoptar nuevas medidas para satisfacer las demandas del pueblo". n cualquier caso, el líder nacionalista explicó que siempre que ha planteado a los dirigentes chinos el tema de los derechos humanos, la respuesta siempre ha sido la misma: que avanzará su defensa y cumplimiento cuanto más aumente el crecimiento económico.

El Gobierno catalán anunció ayer la creación en Shanghai del Centro de Estudios Catalanes, una iniciativa del profesor de la Universidad Autónoma Ang Zhou, con el objetivo de impulsar la enseñanza del catalán en China y el conocimiento de la cultura, la historia y la economía del país. El proyecto prevé intercambios de estudiantes entre China y Cataluña.

Miquel Gonzalez

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