Una antigua discoteca del Sacromonte será la sede del Centro Internacional de Estudios Gitanos
El Ayuntamiento de Granada convertirá un gran complejo construido con fondos públicos en el barrio del Sacromonte en el Centro Internacional de Estudios Gitanos, en vez de transformarlo en un restaurante privado, como propuso en PP en el mandato anterior. La antigua discoteca de La Chumbera fue transformada en un centro de actividades culturales, cedido a la ciudad con motivo del Mundial de Esquí, pero el PP no le asignó ningún uso y lo utilizó como moneda de cambio para indemnizar al propietario del controvertido restaurante Rey Chico.
Seis aulas
Apenas un mes después de que el socialista Reynaldo Fernández Manzano sustituyera a María José López como concejal delegado de Patrimonio, la antigua discoteca, condenada al olvido pese a las reclamaciones del vecindario, volverá a tener el uso público para el que fue concebida.La mayor parte de la edificación servirá de sede al Centro Internacional de Estudios Gitanos que, aunque dependerá de la Concejalía de Juventud, tendrá su propio consejo de administración y funcionará en colaboración con la Junta de Andalucía, la Diputación y la Universidad de Granada.
El centro estará dedicado a la investigación y a difundir el patrimonio gitano, especialmente el vinculado a la música, la danza y la filología. La Unión Romaní, una asociación de ámbito europeo, ha aceptado ceder su base de datos al centro. La Biblioteca de Andalucía, por su lado, entregará un catálogo que contiene un repertorio de temática flamenca.
El complejo, que fue rehabilitado por la Junta, consta de seis aulas que serán usadas por el centro, así como de dos auditorios, uno de ellos cubierto y el otro al aire libre, desde el que se divisa una vista impresionante de Granada. La asociación de vecinos del Sacromonte dispondrá también de espacio propio conforme a las peticiones formuladas al Ayuntamiento.La antigua discoteca también acogerá los talleres de recuperación de la zambra del Sacromonte, y otros dedicados a difundir el baile y el toque flamenco. Asimismo contará con el primer centro de cuidado y tratamiento de la voz flamenca, ya que su desgaste precoz es uno de los problemas más graves que sufren los cantaores.
El proyecto propone utilizar las cuevas donde estaba propiamente la vieja discoteca como bar y restaurante. Es el único vínculo que guardará respecto al proyecto ideado por el PP, que apostó por la conversión de toda la edificación en una explotación privada.
El Ayuntamiento concederá la explotación del restaurante mediante un concurso público en el que se punturará, por encima de cualquier otra circunstancia, las medidas para evitar ruidos molestos y, sobre todo, para facilitar el acceso a través del Camino del Monte, la vía principal del barrio. El pliego para la explotación pretende que el arrendatario vincule perfectamente el restaurante al centro y a los talleres, de modo que hasta la música de fondo esté relacionada con el mundo flamenco, igual que los platos que allí se sirvan, que serán elaborados de acuerdos con los usos típicos.
El concesionario, por contra, no podrá utilizar el auditorio al aire libre, pero sí las diferentes terrazas. Además tendrá que colocar a su costa parte del equipamiento de todas las zonas. A cambio estará exento de pagar el canon anual, que girará en torno a los tres millones de pesetas.
En este sentido, el equipo de gobierno resalta la sustancial diferencia de sus propuesta respecto a la del PP, que llegó a ofrecer la concesión gratuita por 50 años a Virginio Sánchez, propietario del restaurante Rey Chico, a cambio de que renunciara a la propiedad para ser demolida.
El acuerdo finalmente no fructificó aunque formó parte de las negociaciones oficiales entre Sánchez y el entonces alcalde Gabriel Díaz Berbel. Desde entonces, el edificio ha permanecido abandonado.
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