México blinda la transición política con una nueva línea de crédito multinacional por 4,62 billones de pesetas

Fuga de capitales

La transición mexicana más importante en casi un siglo ha sido blindada a prueba de crisis con créditos totales que suman 26.440 millones de dólares (unos 4,62 billones de pesetas al cambio de ayer), según el anuncie hecho ayer por el ministro de Hacienda, José Angel Gurría. La investidura del nuevo presidente, el conservador Vicente Fox, ganador de las elecciones del pasado 2 de julio, se celebrará el primero de diciembre y la clase dirigente no quiere sorpresas. Los relevos presidenciales en México han sido acompañados desde hace 25 años por graves crisis económicas. La más grave ocurrió en diciembre de 1994, a las dos semanas de asumir Ernesto Zedillo: una brusca devaluación, y quiebras en cadena, colocaron al sistema financiero al borde del abismo, y causaron en la región el efecto tequila.Para intentar que no se repita, México contará con 1.540 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI), 6.000 millones de dólares del Banco Mundial (BM), 4.200 millones de Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Además, 8.000 millones procedentes de bancos de importación y exportación, y 6.700 millones más concedidos en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Estados Unidos, Canadá y México) firmado hace cinco años. "Con estas acciones el presidente promueve condiciones económicas favorables para los próximos años", destacó Gurría en conferencia de prensa.

El objetivo fundamental de la renovación y ampliación por de varias líneas de crédito concedidas por diversos organismos internacionales en junio de 1999 es reforzar la capacidad del sector público, y del país en general, para afrontar eventuales fenómenos de inestabilidad y volatilidad en los mercados financieros, y disponer de fondos suficientes para pagar la deuda externa. Al cierre de marzo de este año, el saldo del endeudamiento público bruto ascendía a 83.388 millones de dólares, que equivale al 14% del PIB, y su servidumbre se sufraga con unas reservas en divisas que ascienden a 31.900 millones de dólares. La meta, informó el ministro de Hacienda, es reducir los servicios de la deuda en 6.670 millones de dólares en los próximos tres años.

La masiva fuga de capitales de las Navidades de 1994 y principios de 1995, y el pago de las obligaciones comprometidas en dólares por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-94), agotaron las reservas de México, pusieron al país de rodillas, y fueron necesarios más de 40.000 millones en créditos para salir del hoyo. Zedillo dispusó entonces una operación oficial de rescate a través del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), cuyo costo financiero fue el orden de 70.000 millones de dólares, que incluyó la compra de deuda y carteras vencidas. Las arcas públicas, y la sociedad mexicana en su conjunto, todavía pagan las consecuencias.Las medidas anunciadas ayer permitirán al gobierno de Vicente Fox "enfrentar sin dificultades los primeros años de su administración", dijo Gurría. El ejecutivo saliente contrató hace un año diversas líneas de crédito por 23.700 millones para infundir confianza en la economía y disipar los temores a una nueva crisis. De momento, no sólo ha ampliado los plazos de vencimientos, hasta diciembre del año próximo, sino que aumentó los fondos disponibles hasta 26.440 millones. De todas formas, el gobierno se reserva la posibilidad de cancelar al término de su mandato varias líneas de crédito.