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Tribuna:DÍA A DÍA
Tribuna
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Cant de cigala

Rasga el denso aire la monótona cigarra, su estridente canto siega el tórrido ambiente. Son las vibraciones de sus apergaminadas membranas en forma de timbales. El pueblo las creía generadas por la propia tierra, y, en efecto, sus huevos caen del tallo al suelo, sus larvas, subterráneas, se alimentan de la savia de las raíces unos cuatro años y son adultas sólo unos días, dedicadas al cante hasta fallecer, reventar com una cigala. Homero, en la Ilíada, ya oyó com, en els arbres de la selva, deixen sentir la seua veu aguda. Según Platón fueron hombres embrujados por el dulce son de las musas hasta dejarse morir de hambre y, por compasión, metamorfoseados. Anacreonte, sin embargo, afirmaba que los insectos chinos de la inmortalidad eran la reencarnación de los malos poetas y tenores; quizás por su culpa cantar o hablar "como cigarras" alude a pesados desentonados o charlatanes.Los griegos, a pesar de ello, les mostraban un gran respeto y, posadas sobre liras, las convirtieron en símbolo de la música -el gabacho Lafontaine las hizo emblema de pereza e imprevisión- y las consagraron a Apolo, que no salía de olímpica casa sin su arpa, al ser protector de musas y dispensador de canciones, melodías y armonías. Con su monodia, además, anuncian la plenitud en brillo y calor -parece que lo aumenten- del astro rey, que también encarna el luminoso -hoy es el oscuro san Iluminado de Umbría- guaperas -¡gemelo de Artemisa!, quasi res!- apolíneo. Espléndido será el sol en el día de los papas Adriano III (885) y Eugenio ídem (1153), del rey inglés -ya victoriano en el 975- Edgar y los imposibles Hug, santo por tratar mejor a las personas que a los caballos, en su tiempo, y de la media naranja de sant Iu, sant Ot, abogado de cigarras, que con la mano desviaba los rayos solares que le molestaban.

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