En una tierra extraña

Música y teatro, pero no, desde luego, teatro musical. El tercer policía, obra onírico-surrealista del novelista Flann O'Brien (1911-1966), tuvo su versión musical en 1989 de la mano de Django Bates. La Orquestra de Cambra del Teatre Lliure y el director y dramaturgo Pep Anton Gómez han unido ambos aspectos en un montaje extraño, interesante, quizá no del todo conseguido, que ha podido verse apenas tres días en este Grec.La obra de O'Brien cuenta la historia de dos ladrones que, con la intención de atracar a un pobre individuo, acaban cometiendo un asesinato. Pero uno de ellos, tras el atraco, cae en un sueño que lo traslada a un país extraño en el que suceden cosas absurdas y donde acaban condenándolo caprichosamente a la horca. Una historia kafkiana, pero de aire más surreal, más directamente ligada a los sueños y en la que el espectador habitará por un tiempo el territorio incomprensible de la muerte.

Django Bates trasladó esa historia a la música, que es, francamente, lo mejor del espectáculo inventado por Pep Anton Gómez. Tendría sin duda mucho más interés si la parte teatral acompañara, simplemente, a la partitura, si se entrelazara con ella sugiriendo, más que explicando, las acciones y la trama. Pero en el montaje la acción escénica acaba teniendo un protagonismo que deja la música en segundo plano, casi como un acompañamiento. Es cierto que el montaje no está perfectamente conseguido, pero también es verdad que hay en él muy buenas ideas.