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El gusto por la realidad

Ferran Bono

Las vías del tren son un tema recurrente en las últimas obras del artista argentino Gustavo López Armentía, como se puede comprobar en la exposición que le dedica la sala Parpalló del Centre Valencià de Cultura Mediterránea-La Beneficència. "La vía la tomé como un camino de la vida. Una cosa simbólica. Uno va haciendo a lo largo de su vida toda una línea, en la que aparecen tus amigos, tu familia, cuando te mudas de país....", dice el pintor y escultor. Un barco de hierro llamado Destino, que se balancea sobre un muelle, es otra de las piezas que llaman la atención en la muestra y que, además, incide en las referencias de la obra de Armentía. No en vano, la inmigración centra gran parte de un discurso siempre apegado a la realidad. "La inmigración fue, es y será. Los pueblos permanentemente nos estamos moviendo de acá a allá", explica.

Él percibe todas las cosas del mundo desde Buenos Aires, pero rechaza la consabida y fácil clasificación como representante del arte latinoamericano. No es difícil sustraerse a tal etiqueta, sobre todo si desembarca por primera vez, con una amplia exposición individual, en España, donde el intercambio artístico con Latinoamérica es muy escaso, a pesar de los reconocidos vínculos históricos, idiomáticos y ahora fundamentalmente empresariales.

López Armentía se lamenta de esa incomunicación. Aun siendo uno de los artistas más reconocidos en Argentina, apenas ha tenido oportunidad de exhibir su trabajo en España. Conoce, de hecho, mucho mejor el mercado de Nueva York, donde expone regularmente, que el español. Por ello, espera que la muestra organizada por el Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana y que se clausura el 31 de agosto, sirva como acicate para posteriories proyectos entre ambos países. Recuerda que en Argentina hay mucho interés por concocer lo que se hace en España y, en particular en Valencia, sobre todo tras el éxito de la exposición dedicada al aquitecto valenciano Santiago Calatrava.

Pero Nueva York no deja de ser la capital del arte actual y la gran metrópoli hacia la que miran todos, y todavía más los países latinoamericanos. Es el núcleo que irradia los cánones del arte contemporáneo. Salir en una revista de arte que esté de moda y exponer en determinadas galerías o museos son los signos de un éxito malentendido, a juicio de Armentía, quien suele ser interrogado en este sentido por algunos de sus alumnos. "Entonces has llegado a la cúspide", afirma el artista. Y para llegar qué mejor que seguir las modas y ser aceptado por los apóstoles de las tendencias, que pervierten el sentido original del arte, en un proceso continuo de mercantilizción del que los artistas son parte inherente.

López Armentía, de formación autodidacta, reniega de este sentir. Insiste en la necesidad de hallar un camino propio. "Es válido que uno haga lo que sienta, pero parece que lo que importa son las estéticas", afirma al tiempo que sonríe al recordar las veces que le dicen que su obra es muy personal, sin saber muy bien cómo interpretar esas palabras.

Mezcla múltiples influencias, desde el conceptualismo hasta la figuración, utilizando soportes diversos. Se suele destacar su faceta expresionista, de denuncia social. "La denuncia siempre está presente del lado que sea. Yo Formo parte de un lado y demuestro una posición política e ideológica. Me gusta la realidad, las cosas que le pasan a la gente".

Los desaparecidos de su país constituyen otro de los temas que aparecen en su obra, como en el cuadro en el que se está arrojando a dimininutas personas desde un avión. "Sufrí como la gente de mi generación y he perdido amigos y eso es algo real. Esas cosas son parte de vos. No podría obviarlas, aunque no soy embajador de nada", aclara. Tras un intervalo de tiempo centrado en otras materias, los desaparecidos han vuelto a salir en su obra. "En los últimos años, con la continuidad de la democracia en Argentina, hay un resurgimiento de la memoria. El tiempo pasa, pero los acontecimientos quedan en la memoria".

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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