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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Investigación y retribución del profesor universitario

Últimamente, este periódico ha publicado varios artículos comentando la problemática de la Universidad española. Les felicito por esta sensibilidad hacia un tema socialmente tan relevante y actual. Uno de esos recientes artículos de opinión fue el de Joan J. Guinovart La Universidad, o será investigadora o no será, publicado el pasado 31 de mayo. Soberbio artículo, en el que el título sintetiza de una forma magistral uno de los grandes peligros en que puede caer la Universidad, el perder "el norte" de su carácter docente e investigador, y no exclusivamente docente. Sin embargo, la forma en que hoy por hoy se retribuye al profesorado universitario está favoreciendo que su labor investigadora sea algo sobre todo vocacional.La remuneración por productividad científica es, desde mi punto de vista, irrisoria. Ésta se realiza mediante la evaluación de la actividad investigadora realizada en periodos de seis años por parte de una agencia nacional. La evaluación positiva implica el reconocimiento de un "sexenio". El problema radica en que la evaluación positiva de uno de estos periodos se traduce en apenas unas 13.000 pesetas netas mensuales. Ello teniendo en cuenta que las jornadas laborales exceden normalmente las 37,5 horas semanales establecidas, pues la preparación de las clases, impartirlas, las tutorías y las evaluaciones de los alumnos dejan poco tiempo libre para tareas de investigación.

Esta remuneración -en el caso de un sexenio- ni siquiera supone el 5% de nuestro sueldo, excluidos los complementos docentes y por antigüedad, porcentaje inferior si se incluyen éstos. ¿Es la remuneración que merece la calidad investigadora? ¿Es la manera de incentivar la investigación en la Universidad para ponernos al nivel de otros países europeos? ¿Así se premian las publicaciones internacionales, dirección de tesis doctorales, proyectos de investigación, etcétera? Nuestras autoridades académicas, de las consejerías pertinentes de las comunidades autónomas y de los nuevos ministerios de Educación y Cultura y Ciencia y Tecnología deberían ser más generosas con la figura del docente-investigador para evitar que nos asalte la tentación de convertirnos en funcionarios docentes acomodados. Esta generosidad debe concretarse al menos en dos puntos:

1. Complementos de productividad científica sensiblemente más elevados.

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2. Reducción de la carga docente para las personas y/o grupos que acrediten una actividad investigadora adecuada. La remuneración de la actividad científica debe suponer una proporción más elevada de nuestro salario. Si es necesario distinguir categorías de profesores docentes y profesores docentes e investigadores, para así satisfacer las distintas sensibilidades del gremio universitario, que se haga. Finalmente, nuestros sindicatos deberían también hacerse eco de estas inquietudes.- José María Rey Benayas. Profesor titular de Ecología de la Universidad de Alcalá. Madrid.

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