Contradicción y confusión

Los responsables de la Consejería de Sanidad han hecho suya una vieja máxima del mal periodismo según la cual la realidad nunca debe evitar un buen titular. Serafín Castellano -como antes Joaquín Farnós y el efímero José Emilio Cervera- no soporta que la tozuda realidad de su propia base de datos eche por tierra sus campañas propagandísticas sobre la reducción del número de pacientes en lista de espera. Este periódico ha demostrado fehacientemente que el número de valencianos pendientes de ser intervenidos quirúrgicamente es de 24.673 a 28 de febrero de este año. Un dato que no ha podido ser desmentido por Sanidad, que se limita a manifestar que la información es "sesgada". Por increíble que parezca, el "sesgo" viene determinado por el tipo de anestesia. De tal suerte que un paciente que precise ser intervenido de fimosis no se contabiliza en la lista de espera porque la anestesia que necesita es local y no general o locorregional. La base de datos de la consejería, sin embargo, no recoge esta excepción. Más aún, incluye todo tipo de intervenciones quirúrgicas con independencia de la anestesia que se les deba aplicar.De entrada, pues, se observa una contradicción entre los criterios que utiliza la consejería para determinar si un paciente debe o no incluirse en la lista de espera y la propia base de datos de Sanidad. A esta contradicción hay que sumar la confusión derivada de los argumentos utilizados para definir la lista: no están los enfermos que computen menos de 90 días en espera ni aquellos cuya intervención quirúrgica precise anestesia local. El PP insiste en que sigue el camino trazado por los gobiernos socialistas. Aunque así fuera, no existe ninguna justificación para mantener una arbitrariedad que, amén de fabricar un mapa sanitario virtual, divide a los usuarios del Servei Valencià de Salut (SVS) en pacientes de primera y de segunda. En consecuencia, urge una clarificación inmediata de cuál es el número real de valencianos que están pendientes de una operación quirúrgica y cuántos y por qué están en lista de espera. Urge una homologación de los criterios del SVS con el Insalud para evitar agravios comparativos (la advertencia de la ministra Villalobos sobre la política sanitaria de algunas autonomías, entre ellas la valenciana, va por ese camino) y urge una comparecencia inmediata del consejero Serafín Castellano en las Cortes Valencianas para explicar, sin trucos ni maquillajes, la realidad sobre los enfermos que necesitan ser intervenidos y que su base de datos sitúa en 24.673 a fecha de 28 de febrero de este año.

Por otra parte, es exigible la realización inmediata de una auditoría externa, tal y como hizo en su día el gobierno socialista, tutelada por las Cortes que permita conocer con exactitud el número de enfermos en lista de espera, aún utilizando los arbitrarios criterios manejados por Sanidad, para que desaparezca cualquier sombra de duda sobre la posibilidad de que el consejero faltara a la verdad ante la opinión pública. Sólo así la consejería y su actual titular podrán recuperar la credibilidad que han perdido. Mientras tanto, tenemos el legítimo derecho a pensar que en Sanidad se niegan a reconocer la realidad para que no se les eche a perder una campaña de propaganda.