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El conservador Fox se querella contra sus rivales en las elecciones de México

Juan Jesús Aznárez

La guerra sucia irrumpió en las presidenciales mexicanas, y gentes de baja estofa imputan delito a la supuesta homosexualidad de un candidato, investigan cuentas bancarias y fracasos familiares, deforman discursos y situaciones, y cualquier vileza es buena para debilitar al contrario. Vicente Fox, candidato del conservador Partido de Acción Nacional (PAN), se sintió agredido en demasía y anunció una querella criminal contra quienes le acusan de apátrida, de haberse vendido al capital extranjero. "Me han espiado a mí, a mis hijos, a mi familia, han roto el secreto bancario. No conocen límites".

La reñida pugna entre Fox y el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Francisco Labastida, condujo a las malas artes, y en la estrategia de los partidos las andanadas contra la honra del rival parecen contar más que la exposición de programas, intercambiables a tenor de las generalidades expuestas en sus enunciados. Fox presenta hoy la demanda penal contra Labastida; Cuauhtémoc Cárdenas, contendiente del Partido de la Revolución Democrática (PRD), y el diputado priísta Enrique Jackson "por difamación, calumnia y engaño". El hombre del PAN fue acusado de recibir cerca de 150 millones de pesetas del extranjero. Sus tesoreros argumentan que son transacciones normales entre empresas manipuladas para darles carácter delictivo. Pero no se trata tanto de dilucidar en los tribunales la falsedad o certeza de los señalamientos, sino de instalar la sospecha en el debate, conseguir que penetre en el elector. Y no acusa un partido de prístino comportamiento. El PRI reclama la pureza absoluta cuando, según reitera la oposición, sus dirigentes más ladrones saquearon impunemente las arcas públicas durante siete decenios, reventaron cuentas en Suiza con préstamos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y forjaron negocios multimillonarios con el narcotráfico.

El cruce de acusaciones, personales, políticas y financieras es de grueso calado porque las elecciones legislativas y presidenciales del domingo son las más disputadas de la historia mexicana, y Labastida y Fox empatan en las encuestas. Cárdenas, a 20 puntos de distancia, espera el milagro. El analista Raúl Trejo atribuye la arremetida del oficialismo al agotamiento de la maquinaria, del sistema de captación de votos aplicado por el partido de Gobierno durante 71 años. "Nunca habían estado en un panorama tan difícil. Las arengas clamorosas en los mítines no bastan para disimular el actual trance. La distribución de despensas, aguinaldos y toda clase de chucherías no parece estar ofreciendo las garantías del antiguo y ya gastado clientelismo".

Tampoco Fox ha sido una hermanita de la caridad en las tribunas, y su belicosidad ranchera fue un filón. Las invocaciones machistas del ex gobernador de Guanajuato en el México testicular, su obsesión en restar hombría al contrario y subrayar que en el México de la transición y la decencia hace falta un hombre, ahuyentaron a votantes de izquierdas que dudaban entre permanecer fieles a sus principios o decantarse por el voto útil, sufragar por Fox como único candidato opositor con posibilidades. Más temerosos del advenimiento del conservadurismo y del moralismo religioso que del propio PRI, muchos optarán por permanecer junto al PRD.

Relativamente discreto en sus mítines hasta ahora, Cárdenas entró en la gresca llamando delincuente electoral, embustero y traidor a la patria a Fox, cuyo nuevo asesor político, el escritor Jorge Castañeda, reaccionó revelando que cuando lo fue de Cárdenas a principios de los noventa, viajó con él por Europa y Estados Unidos recabando fondos para su campaña presidencial. Obtuvo, dijo, más de 50 millones de pesetas. "Pues se los habrá quedado él", respondió el hijo del general y presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940). Las alusiones familiares y el choque ideológico y personal entre Fox, cuyo partido, el PAN, combatió al general a principios del siglo, hizo imposible la pretendida agrupación de fuerzas opositoras contra el PRI.

La última secuencia de la guerra sucia, que incluye informes anónimos abracadabrantes, ocurrió el lunes en un hotel de Ciudad de México. La niña de 9años Daniela Vargas Sánchez compareció ante la prensa nacional y extranjera denunciando que una cuña propagandística del PRI había manipulado sus palabras e imagen en un acto de adhesión a Fox. En la cuña, la niña aparece junto al candidato de centro-derecha y grita a todo pulmón: "Al rico lo hizo pobre, al pobre lo hizo pendejo y al pendejo lo hizo ministro". Una voz en off inquiere: "Dicen que se educa con el ejemplo (...) ¿Confiarías a tus hijos a alguien así?". Acompañado por su abuelo Ambrosio, y por Martha Sahagún, jefa de campaña de Fox, Daniela precisó que aquellas palabras iban dirigidas contra Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) y fueron pronunciadas hace cinco años. "Se las dirigí a Carlos Salinas porque él les dio en la madre (perjudicó) a todos los mexicanos".

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