De azote del PSOE a consejero del Banco de España
Luis Ramallo, 20 años en política y cuatro años de retiro -el próximo día 5 de octubre culminará su mandato en la CNMV- fue considerado uno de los diputados más duros en sus críticas a los Gobiernos socialistas en asuntos como Rumasa o la gestión de Luis Roldán al frente de la Guardia Civil. Ex diputado por Badajoz, ex miembro de la ejecutiva del PP y corredor de comercio de profesión, renunció a su escaño de diputado en octubre de 1996 para asumir el cargo de vicepresidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que llevaba aparejado el nombramiento como consejero del Banco de España.
Considerado de la vieja guardia del PP, de oratoria brusca y descarnada, el silencio que ha mantenido en los últimos años, roto ayer mismo con su sonoro enfrentamiento con Juan Fernández-Armesto, no ha sido su pauta de comportamiento a lo largo de su carrera política. En los meses previos a su incorporación a la CNMV mantuvo un ruidoso encontronazo con el entonces ministro de Defensa, Eduardo Serra, acusado entonces del supuesto cobro de comisiones por algunos medios.
Incluso su salida del Congreso fue movida. Llegó a explicar su salida afirmando que él no era un "aprietabotones", lo que enfadó sobremanera a sus compañeros diputados y le obligó a escribir una carta de disculpa. Con su propio partido, el PP, ya ex diputado y en la CNMV, Ramallo no ha sido muy benévolo en sus escasas declaraciones públicas. Con ocasión del homenaje que le rindieron en junio de 1997 amigos y militantes del partido en Extremadura, llegó a afirmar que "desde el aparato del partido se ha ejercido el miedo y amedrentado a los militantes" para que no acudieran al acto. En cualquier caso, la oposición siempre ha considerado al exdiputado un hombre del Gobierno.
