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EUROCOPA 2000Cuartos de final

Munitis, contra el 'jazz'

El delantero del Racing amargó la vida al defensa francés Thuram y forzó el primer penalti para España

Diego Torres

La conexión del Cantábrico operó a todo gas. En el medio Iván Helguera. Por la izquierda su amigo Munitis. En el medio Helguera, que entre aperturas, recuperaciones y faltas técnicas, daba consistencia al centro del campo. Por la izquierda, Pedro Munitis, que apenas comenzó el partido alzó la mirada para comprobar que a una cabeza por encima de la suya brillaba la mandíbula de Lillian Thuram. Era el central del Parma, haciendo labores de lateral derecho. Ese defensa negro nacido en Guadalupe. Un tipo elegante, que usa gafas de Armani, de cristales redondos, y pierde la cabeza por el jazz. De pie ante el macizo pistón del Racing, ese chico que se crió en el barrio pesquero de Santander, el francés debió aparecer como una figura de lo más incitante. La víctima ideal de Munitis en la tarde de ayer. Un duelo entre Munitis y el jazz."¡Zizou-Zizou-Zizou...!". Un zumbido clamoroso se levantaba desde la grada que ocupaban los franceses en el estadio Jan Breydel. Era la arenga multitudinara a su héroe de esta Eurocopa, Zinedine Zidane. El media punta francés había adelantado a su equipo en el marcador y el humo de una bengala nublaba medio campo. Y en la banda izquierda, otra vez, Munitis. El delantero cántabro, que ayer actuó como extremo, comenzó a inclinar el campo hacia su costado. Raúl buscaba a Munitis. Guardiola también. Y por supuesto, su amigo Iván Helguera. Y una, dos, tres. Cada vez que recibía encaraba. Se lanzaba con el balón controlado hacia el defensa francés y lo empujaba como sobrándose a base de bicicletas y amagos. Una vez en el área, centraba. Casi siempre mal. Pero eso parecía no arredrarle. Lo suyo también era abrumar a Thuram. El que gasta fama de ser el mejor central del calcio comenzó a perder los nervios. En una ocasión soltó un puñetazo mientras protegía el balón. En otra clavó los tacos en los tobillos de su pequeño adversario. Pero Pedro Munitis parecía de goma. Insistió. Y Thuram le hizo penalti.

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Fuera de su sitio natural, la delantera, Munitis dejó constancia ayer de que era cierto lo que decían de él sus compañeros. Tras un partido memorable en el Santiago Bernabéu, la pasada temporada, Arzeno lo confesó como un secreto íntimo: "Munitis es medio equipo, y además, es una gran persona". No se lo dijo a cualquiera. Se lo dijo a un entrenador de prestigio. Alguien que seguramente vio el encuentro de ayer en el Jan Breydel. Y vio a los capitanes de Francia echar la bronca a Thuram. Primero, Deschamps. Luego Zidane. Después del penalti, se los vio hacer gestos airados al defensa. Su trabajo tenía vías de escape. Una fuga que no reparó el propio Thuram, sino Youri Djorkaeff con un remate durísimo al primer palo de Cañizares. Djorkaeff, llamado Electrón libre porque juega sin posición fija, girando por todo el frente de ataque, redimió a una Francia vacilante.

España perdió el partido de cuartos de final y Munitis fue sustituido en el minuto 80. Pero antes, a Thuram el árbitro le mostró una cartulina amarilla gracias a la tenacidad, ayer en Brujas, de su enemigo futbolístico número uno.Para Munitis, la amargura de perder contra Francia implicó una pequeña satisfacción.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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