Nit de sant Guillem
Se madrugaba hoy para ver bailar al Sol. Las supuestas de Fátima no eran ni sombra de estas danzas deslumbrantes, como rutilantes eran las de las/os mortales hasta las primeras luces. Recibían, así, los beneficios de las embrujadas plantas -Lo dia de sant Joan, les herbes tenen virtut-, que en Els Ports declaran al alba el amor a las jóvenes deseadas, del hechizado rocío rejuvenecedor y las gracias del fertilizador -Per sant Joan creix l'arbre i l'infant- Sol, astro rey, en el día maravilloso de su santo, por ello, tocado con la rueda de santa Catalina -"Al Sol le llaman Lorenzo y a la Luna, Catalina"-, rebosante de buenaventura, la que buscaban, cada 24 de junio, los romanos en las fiestas Fortunalias: Gloriosa matinada,/ diada de sant Joan,/ feu-me la divina gràcia/ de curar-me tots els mals grans.Diada -antes, de pau i treva- universal -El dia de sant Joan/ és festa de gran alegria;/ en fan jueus, cristians e moros de Moreria- del apogeo solar -ríe al amanecer, llora al ponerse-, tras la noche mágica del 23, la de ayer: Qui no fa la vespra, no fa la festa. La del 24 es la de los santos Guillem, Orosia, Febronia, Sosípatro... y, hogaño -de hoc anno-, del Corpus, con anuncios y Degolla en Morella y Valencia. Alicante quema sus fogueres. En su paso a gran ciudad, como síntoma de conciencia de urbe, imitando el modelo del cap-i-casal, en 1928, en plena Dictadura de Primo, vistió las primitivas fogueres de falla y, al igual que éstas, trasladó la crema a la siguiente nit de sant Guillem. ¡Lástima!; sería la capital de esa mar nuestra que se estima, amanceba y reconoce en los fuegos solsticiales del 23. Adorarán las calles el único elemento incombustible de las fogueres la vigilia del pan solar consagrado, el vicario en la tierra del divino Sol: El dia de sant Joan al sol es cou el pa.
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