Cinema Jove cierra hoy una edición marcada por la calidad de los filmes y la buena respuesta del público
Con la esperanza de haber hecho "un festival que compaginara la calidad de las películas programadas con la aceptación por parte del público", en palabras de su director Rafael Maluenda, Cinema Jove llega hoy a su fin. Han sido ocho días en los que ni los exámenes de junio ni la Eurocopa de fútbol han podido con una atractiva oferta que pretendía "involucrar a toda la ciudad en nuestro proyecto", según Maluenda. La respuesta del público, a la espera de cifras oficiales, no facilitadas por la organización, ha sido masiva, con llenos diarios en muchas de las sesiones. Y la apuesta por la calidad, ha llegado, sorprendentemente, a través de la sección oficial de largometrajes, habitualmente una de las "hermanas pobres" del certamen. Ayer, una película eslovena confirmó este extremo. Vida ociosa (Vleru), de Janez Burger, es una divertida broma sobre las vicisitudes de un estudiante tardío filmada a la manera de las primeras cintas de Jim Jarmusch. Fresca y dinámica, la película copia tanto la estética (un blanco y negro realista) como la escritura (breves secuencias separadas por fundidos en negro) del cine independiente americano. Es un filme amable y divertido, con algunas escenas antológicas, y que constituye una nueva sorpresa agradable en las películas a competición. Por el contrario, la danesa Pizza King, de Ole Christian Madsen, decepciona tanto por su absusivo empleo de la cámara en mano como por el poco interés de un guión que sólo se sustenta en las contradicciones vitales de su personaje principal. El resto es un ejercicio de cine que resulta algo cansino, con múltiples altibajos.
En la gala de clausura, que se celebra esta noche en L'Hemisfèric y será presentada por la actriz Elsa Pataky, se proyectará la película norteamericana Love and sex, de Valerie Breman.
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